El mal manejo de los residuos urbanos es uno de los principales problemas ambientales del mundo. La gran cantidad de basura que se genera al año está haciendo que los espacios de almacenamiento de la misma se colapsen. La pregunta central es ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué generamos tanta basura?. La respuesta es simple, cada vez consumimos más y cada vez que lo hacemos desechamos cantidades enormes de basura.

Sin embargo, no todo es gris en este panorama. Existen muchas prácticas que, como consumidores, podemos llevar adelante para revertir esta situación y hacer del futuro un lugar mejor. A su vez, no solo es responsabilidad a nivel del consumidor, sino que también las grandes empresas y los gobiernos deben llevar adelante alternativas que generen un impacto ambiental.

Como consumidores, una forma de llevar adelante hábitos más sustentables que ayuden a reducir la huella de carbono a causa de la basura, es aplicar la famosa regla de las 3R. ¿De que se trata esto? se trata de una forma de relacionarnos con los residuos más consciente y responsable, tomando decisiones que ayuden a reducir los grandes volúmenes de basura que se generan a diario. Reciclar, Reutilizar y Reducir, son las tres palabras del cambio. Se trata de transformar pequeños hábitos cotidianos en nuevas prácticas más amigables con el medio ambiente y que ayuden a reducir la basura que generamos todos los días. Si estas prácticas se replican, los cambios pueden ser enormes.

Reciclar: ¿Es basura o es materia prima?

Es la erre más popular y tiene un impacto muy grande. Se trata de convertir un producto que ya no sirve en materia prima para crear un producto nuevo. A nivel individual, lo que el consumidor tiene en sus manos es la actividad de separar los desechos que se generan en el hogar. Esto significa separarlos según su origen, entendiendo que el papel, el cartón, el vidrio y algunos plásticos son reciclables. A nivel macro, en muchos países, empresas y gobiernos tienen la responsabilidad de generar las condiciones para que esto suceda: instalando contenedores diferenciales y creando plantas recicladoras para enviar estos materiales.
Un caso muy interesante, es el de Greca, un emprendimiento que utiliza como materia prima los descartes de las fábricas de botones. De esta manera, esos desechos que podrían terminar en vertederos, Greca los convierte en coloridos accesorios y objetos de diseño decorativos.





Reutilizar: Una gota de ingenio antes de tirar

Se trata de alargar la vida útil de un producto. Esto significa que, antes de desecharlo porque el producto no sirve más, es necesario buscar la forma de repararlo o darle otro uso. Esta forma de cuidar el planeta es aplicable a todos los productos que consideramos basura. Ya sean envases o artículos electrónicos, todo es reutilizable. Solo es cuestión de aplicar el ingenio y pensar formas creativas de evitar desechar artículos que pueden servirnos para otro uso del que estamos acostumbrados.
Al igual que en la “erre” anterior, existen empresas que eligen su materia prima reutilizando desechos. Este es el caso de Xinca, un emprendimiento que fabrica zapatillas a partir de la reutilización del caucho de los neumáticos.

Reducir: elegir consumir responsablemente es posible

La tercera de las “erres” es, quizás, la más importante de todas. Si reducimos el nivel de basura que generamos a diario, el volumen total de los residuos será menor. Parece obvio el razonamiento, sin embargo debemos saber que  esto implica que a la hora  de consumir, debemos hacerlo más responsablemente. Para esto, es necesario que tomemos conciencia a la hora de elegir lo que vamos a comprar. En primer lugar, debemos preguntarnos si es realmente necesario eso que vamos a llevar. Si la respuesta es sí, lo mejor es elegir productos que nos ofrezcan una alternativa más sustentable.
Algunas empresas están implementando diferentes estrategias para buscar generar un menor impacto ambiental en el planeta. Este es el caso de Rexona y Dove, quienes en su fabricación tomaron la decisión de crear envases comprimidos con  la misma cantidad de producto. De esta manera, se logra un gran beneficio en toda la cadena de valor.  Por un lado,  en la etapa de producción, se reduce el consumo de gas y aluminio para la fabricación del envase, en la etapa de distribución, se reducen la cantidad de camiones destinados a trasportar el producto y, por último,  en la etapa de consumo, se generan menos residuos para el medio ambiente. 

Cuidar el medio ambiente está en nuestras manos. La regla de las 3R es una de las tantas herramientas que tenemos a nuestro alcance para revertir una de las problemáticas ambientales más graves por las que transita hoy nuestro planeta: el exceso de basura. Lograrlo implica el compromiso de productores, quienes deben buscar alternativas para ofrecer sus productos de forma más sustentable; y de los consumidores, quienes tienen la responsabilidad de elegir productos más amigables con el medio ambiente.