El mundo atesora en cada rincón sitios de ensueño que esperan ser descubiertos. Paisajes, historias, culturas y curiosidades son las perlas de los viajantes más curiosos que hacen del mapa, una elección de vida. 

De todas las ciudades del mundo, Cuenca, en Ecuador, es una de las más encantadoras. National Geographic la incluyó en su lista de las 50 mejores ciudades históricas del mundo. Y no es nada casual. Sus calles empedradas, sus parques, sus ríos, sus catedrales antiguas, y toda su riqueza, han hecho que esta pequeña ciudad andina se ganara su lugar. 

Por eso, tantos viajantes, cuando la conocen, no pueden más que enamorarse de ella. Es una ciudad segura, con un clima agradable a pesar de ser un poco frío, tiene un costo de vida bajo, y su belleza no deja un segundo de asombrarnos.  

Cuenca es la tercera ciudad más grande de Ecuador, posee una arquitectura asombrosa. Numerosos museos, más de 50 iglesias y plazas coloniales se alzan perfectas para quienes buscan opciones culturales para conocer. Muchos de los hoteles que pueden encontrarse en la ciudad son casas coloniales que se han adaptado y que ahora quedan como monumentos de la historia que la vio nacer. De hecho, por su valioso patrimonio histórico y cultural, Cuenca fue nombrada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se la conoce también como la "Atenas del Ecuador", porque de allí nacieron hombres ilustres como Miguel Vélez, Gaspar Sangurima, Santo Hermano Miguel, Honorato Vázquez, Remigio Crespo Toral, Abdón Calderón Garaicoa, y Antonio Borrero.

Dentro de las curiosidades que rodean a Cuenca, se encuentra el hecho de que en una de las dos catedrales ("Vieja") que allí se yerguen, se puede leer una placa que reza: "Torre más célebre que las pirámides de Egipto", y esto hace referencia a la importancia que tuvo esta antigua torre como un punto de referencia para la Misión Geodésica Francesa que determinó  en 1736, el arco de meridiano para comprobar la forma de la Tierra.

Para los amantes de la naturaleza, Cuenca no se queda atrás. En ella se encuentra el Parque Nacional Cajas, una reserva natural formada por montañas y pequeños lagos que se generaron por el deshielo de los glaciares  de la Cordillera. Además, la ciudad es perfecta para realizar escalada, canopy, ciclismo y disfrutar del aire libre. Muy cerca de allí, también se encuentra uno de los mejores sitios donde hacer rock climbing.

Y no solo esto. Cuenca posee una zona de termas naturales volcánicas que invita a descansar el cuerpo, limpiarlo de toxinas y descansar en contacto con la naturaleza.

Por la noche, Cuenca ofrece restaurantes y bares con distintas opciones para disfrutar de una buena comida. Puedes tomar el desayuno en la Panadería Villacis, con más de 100 años en funcionamiento; o comer en Tiestos, un restaurante de comida tradicional. Siguiendo con las tradiciones de la ciudad, la música baja su volumen temprano en la noche, para dejar que el silencio de un sitio tan particular, sea el único que merezca ser escuchado. Por eso quienes visitan la ciudad no recuerdan haber dormido tan bien como en sus noches en Cuenca.

Si además eres de esos viajeros curiosos, puedes visitar el museo de Homero Ortega, y conocer cómo se hacen los "Panamá Hat", un sombrero de paja que verás mucho por las calles de Cuenca. Además, en el mercado podrás encontrar comidas típicas, artesanías, cerámicas, vestimenta típica e incluso hierbas medicinales para llevarte a casa.

No puedes dejar, tampoco, de conocer la cava de Ron San Miguel, donde podrás conocer de cerca el proceso de producción y añejamiento que da lugar al ron, que luego podrás también degustar.

Luego de tu viaje, una visita al mirador de Turi te permitirá tener una visión panorámica de toda la belleza que acabas de conocer.

Pero más allá de todo esto, lo que hace de Cuenca una ciudad que enamora en medio de las montañas, es sin duda, la calidez de su gente, dispuesta a recibirte con las puertas y el corazón abierto en cada esquina.

¿Qué estás esperando para conocerla?