Investigadores de la universidad Sun Yat-sen, en China, han logrado algo que hasta hace poco parecía imposible: usar cirugía genética para modificar el código de un embrión humano para corregir una enfermedad hereditaria, según informa BBC Mundo.

Lo hicieron con una técnica conocida como “edición de base”, una de las dos técnicas de modificación genética que existen hoy en día, y entre ellas es la más reciente. Por medio de la técnica se pueden modificar directamente los “bloques” que forman nuestro ADN. Estos “bloques” son los que en conjunto contienen todas las instrucciones sobre el desarrollo y funcionamiento de nuestro cuerpo, y cuando uno de ellos sufre una mutación, el resultado puede ser una enfermedad genética mortal.

La enfermedad que el grupo de investigadores corrigió es la beta-talasemia, que es hereditaria, afecta la sangre y puede llegar a ser letal. Para el desarrollo de la investigación se experimentó con embriones humanos creados en el laboratorio, algo que ha causado polémica en el mundo científico, además de un debate moral sobre la ética de estas investigaciones.

El científico estadounidense Robin Lovell-Badge cuestionó el hecho de que se hayan usado embriones humanos tan pronto y no se hayan realizado primero más pruebas con otros animales. Otros, mientras tanto, replican que siquiera hacerlo con animales sería ético.

A pesar de la controversia, todo parece indicar que la técnica de “edición de base” es un método viable para la corrección de mutaciones genéticas, pero según Lovell-Badge, estas técnicas no serán usadas con fines médicos en el futuro cercano, ya que es necesario primero crear controles más estrictos para regular estas investigaciones y sus posibles aplicaciones.

Pero incluso si estos controles estrictos estuvieran implantados, cabe preguntarse: ¿es correcta la modificación genética de seres vivos? ¿Y qué pasa si la finalidad es la cura de enfermedades, o para mejorar la calidad de vida de las personas y otros animales en todo el mundo? Se trata de un tema muy controvertido y queda mucho que debatir.