El cerdo es un animal perteneciente a la subespecie de mamífero artiodáctilo, correspondiente a la familia Suidae. Su nombre científico es “sus scrofa” y se dice que su domesticación comenzó hace miles de años atrás.
Las crías crecen dentro del vientre de su madre, y al nacer, necesitan de su leche para alimentarse. En estado salvaje pueden permanecer con ella hasta la próxima prole, pero en los criaderos se los suele separar a las tres semanas de haber nacido.

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El cerdo es utilizado como alimento por parte de los seres humanos, y aunque su apariencia física haga pensar lo contrario, son rápidos, ágiles y muy inteligentes. A su vez, se les considera muy curiosos e intuitivos.

Disolviendo los mitos

Aunque no todos lo saben, los cerdos son una de las especies más antiguas de los animales de granja y fueron domesticados por los seres humanos hace seis mil años, incluso antes que las vacas. Actualmente, se calcula que hay mil millones de cerdos en el mundo (aproximadamente).

Son animales súper sociables y emiten más de 20 tipos de sonidos. De hecho, los lechones pueden reconocer la voz de sus madres que los llama para la cena o cuando los amamanta, que les canta para calmar a sus bebés.

A diferencia de lo que la mayoría piensa, ¡son súper limpios!

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Los cerdos nunca usan el lugar donde comen y duermen para ir al baño; esto solo ocurre cuando no hay suficiente espacio, algo que se ha tornado común en muchas granjas del mundo. A los cerdos también les gusta bañarse con agua y la razón por la cual se tiran al barro se debe a que les sirve como método de refresco dado que no pueden transpirar.

Lejos del bienestar

A pesar de estos aspectos muy tiernos y algunos hasta desconocidos de este bello animalito, la realidad es que muchísimos de ellos viven en condiciones muy lejanas a lo que se define como bienestar animal. Más bien, se encuentran bajo sufrimiento y estrés.

En un modelo económico cuyo eje es producir más a menor tiempo, los cerdos que viven en un régimen de producción industrial, rara vez sienten la tierra bajo sus pies, ven la luz natural del día y pueden divertirse junto a sus compañeros.

De hecho, el sistema de confinamiento en el que se encuentran produce peleas entre ellos y enfermedades como consecuencia del estrés. La mayoría de las cerdas, por ejemplo, pasan casi todas sus vidas enjauladas, apretadas y solitarias. Principalmente, solo son utilizadas para reproducirse, por lo que tienen crías y luego son separadas de ellas para quedar preñadas nuevamente por inseminación artificial. Es decir, pasan casi toda su vida siendo utilizadas como medio reproductivo en establos donde no pueden siquiera dar la vuelta.

¿Pero por qué permitir que esto siga ocurriendo si existe la posibilidad de que los cerdos tengan una vida digna?

La vida es mejor fuera de las jaulas

Desde World Animal Protection, trabajamos junto a gobiernos y comunidades para que cada vez existan más granjas con altos grados de bienestar donde los cerdos son libres, pueden compartir y criar de sus lechones sin ser separados de ellos de una forma abrupta.

Dichas granjas aplican lo que se conoce como sistemas de gestación colectiva y libres de jaulas, lo que posibilita que las cerdas puedan girar con libertad y moverse en grupo, en lugar de tener que permanecer todo su embarazo encerradas en contenedores donde ni siquiera pueden moverse.

Estos sistemas de bienestar dan lugar a animales más sanos, menos estresados y con posibilidad de expresar comportamientos naturales, como el anidamiento, la cría de sus cachorros, los juegos con su comunidad y la búsqueda instintiva de comida.

Además del bienestar que esto significa para los animales, los seres humanos también salimos beneficiados, pues quienes comen cerdo están expuestos a contraer enfermedades como consecuencia del estrés que sufre el animal a lo largo de toda su vida. Sumado a ello, a menudo se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero cuando los animales están sanos y gozan de buen bienestar, por lo que nos permite vivir en un planeta más sano.

Mantener a las cerdas durante el embarazo en establos tan apretados que son incapaces de dar la vuelta fue prohibido por la Unión Europea en 2013. Los animales de granja criados humanitariamente son más saludables, al mismo tiempo que todos salimos beneficiados con ellos.

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