¿Mala educación o demasiada cobardía? El ghosting llegó para quedarse en todo el mundo.

¿De qué se trata? Pues, el término proviene del inglés “ghost” (fantasma) y, es básicamente, la tendencia a desaparecer de un momento a otro. Sin dar explicaciones, sin saludar, sin enfrentar la situación: simplemente esfumarse como un fantasma.

Lo peor del caso es que, aunque es una práctica muy descortés, que se lleva a cabo con pareja y amigos, es cada vez más común. En parte, fomentado por la tecnología, que nos hace estar al mismo tiempo híperconectados pero despersonalizados.

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¿Cómo saber si la hemos practicado? ¿Es posible acabar con ella?

Terminar sin avisar una relación

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El término ghosting nació como una manera de denominar la práctica a través de la cual una persona termina una relación simplemente desapareciendo. No hay un “tenemos que hablar” ni un “no eres tú, soy yo” que, aunque duelen, permiten enfrentar la realidad.

Nada de eso. De pronto, tu pareja no te contesta más los mensajes, no te dirige la palabra, tal vez hasta cierra las redes sociales (o te bloquea de ellas). Y tú, en tu desconcierto, debes entender que se terminó. Sin la oportunidad ni siquiera de despedirte.

Lo peor del ghosting es que la persona no puede hacer el mismo duelo que si terminaran con ella. El proceso es más largo, y la esperanza de una reaparición sigue vigente mucho más tiempo.

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El que se va de la fiesta

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Con el paso del tiempo, el término se ha expandido, y hoy es usado también para hablar de una práctica común entre amigos (pero no menos descortés). El amigo que hace ghosting es aquel que se va de la fiesta o de las reuniones sin despedirse.

De pronto, alguien se pregunta: “¿Dónde ha ido…?”, y la respuesta es: pues se esfumó. Como un fantasma.

Aunque no tiene el mismo grado de crueldad que la persona que no le avisa a su pareja que ha terminado con ella, lo cierto es que es algo descortés, y que tiene el mismo fundamento.

Es creer que no necesitas enfrentar a las personas, pues lo que a ellas les pase no tiene importancia. Simplemente, importan tus ganas de terminar con algo de la manera más rápida menos pesada (para ti mismo).

La despersonalización

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Todo esto viene dado, según Sherry Turkler, profesora de Sociología de Instituto Tecnológico de Massachusetts, porque "con las nuevas tecnologías nos hemos acostumbrado a deshacernos de la gente simplemente no respondiendo”.

Aunque parece que estamos en la época en la que hay mayor comunicación, esto es un poco una fantasía. Sí, nos comunicamos más, pero no necesariamente mejor.

La comunicación a través de pantallas ha eliminado barreras increíbles; pero para muchas personas, eso termina siendo una excusa para despersonalizar al otro. No es alguien con sentimientos que puedo herir, sino simplemente un ítem más de mi lista de contactos. No importa qué tan amigos sean o cuántas cosas hayan vivido juntos: son todos iguales.

Turkler, además, advierte que el ghosting puede tener fuertes consecuencias negativas. “Cuando nos tratan como si pudiéramos ser ignorados, empezamos a pensar que eso está bien. Al mismo tiempo tratamos a los demás como personas que no tienen sentimientos, por lo que empieza a desaparecer la empatía".