El 2 de Noviembre se celebra "el día de los muertos" en varios países del continente americano,comienza desde el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.

Tiene su origen en México, antes de la llegada de los españoles. Su finalidad es rendir un tributo a la muerte como el camino a la transformación.

Muchas personas rinden homenaje a sus difuntos visitándolos en el sitio donde descansan sus restos, haciendo novenas, misas y otros rituales de acuerdo a su creencia religiosa.

Este día es propicio para recordar que la muerte no solo se trata de la partida de este plano, existe la muerte de etapas de la vida y el renacer hacia otras fronteras.

La transformación en vida también es una muerte y es importante reflexionar acerca de lo que debe morir y partir en cada uno de nosotros, para poder limpiar y volver a empezar, para establecer nuevas metas para el próximo año.

Ritual sencillo de Transformación para realizar el 2 de Noviembre: Día de recogimiento interno.

  • El 2 de Noviembre, en la mañana muy temprano o en la noche cuando te retires a descansar antes de las 12 de la noche, enciende una vela color morado, siéntate cómodamente en un lugar no frecuentado, tómate tiempo y busca un espacio. Guarda silencio. Concéntrate en la luz y en el color.
  • Respira profundamente en tu cavidad abdominal. Cuando percibas la tranquilidad en tu interior, haz la invocación: “Seres de luz de la transformación invoco su presencia sanadora en mi vida.” Observa cómo palpita la llama de la vela y cómo llamea cada vez más alta, visualízala llenando completamente el espacio.
  • Cuando estés preparado, piensa en las personas, circunstancias y situaciones que se encuentran marcadas por sentimientos negativos, como la ira, el miedo, la cólera, los celos, etc.
  • Concéntrate en estos sentimientos. Deja que surjan. Cuando aparezcan, fíjate en qué lugar de tu cuerpo se encuentran. Deja que allí donde se encuentren se fijen y comienza a sacarlos lentamente hacia el exterior de tu cuerpo.
  • Entrégaselos a la llama de tu vela y contempla cómo se queman en ella. Como apoyo, puedes decir: “Yo los suelto. Ahora se pueden disolver. Yo perdono. Yo los suelto. Yo sé que ahora desaparecerán”.
  • A continuación preocúpate por el agujero que se ha generado como consecuencia de haber extraído los sentimientos negativos de tu cuerpo energético. Llénalo con una luz blanca. Ella purifica y desinfecta la herida.
  • Luego, llena y sella la herida con la luz verde de la curación. A partir de ahora esa herida sanará.
  • Expresa tu agradecimiento y sé consciente de que ya está hecho.

Al terminar el ejercicio, apaga la luz de la vela, agradeciendo por el trabajo de transformación y muerte de aquello que te impedía avanzar.

Cuida tus heridas el tiempo que sea preciso para que estén totalmente curadas. Transforma los sentimientos negativos en tu campo energético, saca las flechas venenosas que tienes clavadas y continúa tu camino hacia la luz. No permitas que nadie te detenga.