El norteamericano Ra Paulette creó una hermosa catedral subterránea tallada a mano en el estado de Nuevo México. El trabajo que realizó él solo durante 25 años tiene más de 8.400 metros cuadrados.

Inicialmente, Paulette comenzó a construirse una pequeña capilla para tener un lugar tranquilo y bello donde pensar. Su única ayuda fueron un pico, una pala y su imaginación. Pero el proyecto fue creciendo y se transformó en una catedral subterránea tallada a mano con 14 galerías que se extienden por más de 8.400 metros cuadrados

Luego de caminar un kilómetro y medio en la despojada naturaleza, se puede arribar a la elaborada cueva esculpida a mano. El hermoso lugar está diseñado de manera tal que reciba una compleja iluminación solar a través de múltiples ventanas. El espacio también puede utilizarse para presentaciones que promuevan el bienestar social y el arte de sentirse bien.

"Mi proyecto es tanto artístico como ambiental. Usa sólo la belleza del mundo natural para crear una experiencia que incentive a la renovación espiritual y el bienestar personal. Es una culminación de todo lo que aprendí y sobre lo que soñé al crear las cuevas"”, explica Paulette

Luego de que fracasara su vida académica y tras pasar por una serie de empleos precarios, Paulette se mudó al estado de Nuevo México en 1985. Buscaba una nueva vida de meditación, en contacto con la naturaleza y consigo mismo. Fue así como comenzó la construcción.

"“El trabajo manual es la base de mi expresión personal. Para hacerlo bien, para que sea bello, debe incorporar a la persona integralmente, utilizando la fuerza física, mental y emocional"”, señala Paulette en su sitio web. "“Como un bailarín, siento mi cuerpo y su movimiento de manera consciente. Me gusta llamar a mi trabajo ‘la danza de la excavación’. Ese es el secreto para que este viejo hombre pueda hacer tanto"”, agrega.

Actualmente, Paulette tiene 69 años. Él asegura que nunca buscó fama ni reconocimiento. Aún así, su extraordinaria historia fue replicada en el cortometraje “Cave Digger (El excavador)” de Jeffrey Karoff. El film ya obtuvo media docena de premios en distintos festivales y una nominación al Oscar.

Detrás de la hermosa construcción de Paulette, subyace su concepción de arte social, en el cual “las obras no son un objetivo en sí mismo, sino un medio para lograr el cambio”. Desde su punto de vista, “el arte no intenta forzar el cambio a través de una acción directa, sino que busca catalizarlo afectando las bases emocionales desde las cuales ese cambio puede ocurrir”.