El maltrato o abuso emocional es también conocido como psicológico y se caracteriza por un vínculo donde una de las personas se siente con frecuencia descalificada, ignorada, menospreciada, sometida, violentada verbalmente, humillada, amenazada, controlada excesivamente, entre otras cuestiones.

Al no ser visibles sus heridas, como las del maltrato físico, suele pasar muchas veces inadvertido, pero el dolor que genera precisa un tratamiento y un tiempo de sanación, ya que éste maltrato también daña.

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Cuando se este abuso se da en el marco de una relación de pareja a veces, incluso, es más difícil advertirlo, ya que se mezclan muchos sentimientos que hacen que, a menudo, se suela "justificar" esta situación.

Pero una vez que se logra romper con un vínculo de este tipo, como decíamos antes, se necesita un tiempo de sanación. Hay cosas que experimentamos al volver a relacionarnos con otras personas, aunque incluso haya pasado mucho tiempo de esa ruptura. Porque hay algo en tu corazón que te advierte que algo podría salir mal. No te asustes, es normal, solo que tal vez necesites más tiempo para sanar y de alguien que te acompañe con amor en ese proceso.

Presta atención a alguna de las señales de que esa herida aún sigue abierta:

1. La idea que tenías del amor se modifica

Sería imposible pasar por una situación así sin replantearte nada. Es lógico que lo que creías del amor y de las parejas comience a modificarse; estás herido/a. Hay muchas cosas que comienzan a resignificarse en ti. Es normal, pero no generalices. Una mala experiencia no quiere decir que todas vayan a ser iguales.

2. Inseguridad

En la mayoría de los casos, las personas manipuladoras pueden ser muy crueles con el otro y atacan directo su autoestima. Por eso, no pretendas salir de una historia así sin dolor. Es posible que necesites tiempo para quitarte de la cabeza todas esas cosas que constantemente te dijeron y que tal vez hasta tú también hayas creído de ti. Trabaja el amor propio, acéptate y valórate. Disfruta de estar contigo, de sanar. Con cada pequeña cosa, acaríciate, abrázate y reconoce todo tu valor.

3. Temor o desconfianza

Aunque haya pasado mucho tiempo, si te han herido es muy posible que te cueste volver a vincularte con otra persona, que a veces te sientas a la defensiva o que tengas miedo o desconfianza. Es importante que lo que atravesaste te sirva para aprender a estar bien parada en quien eres y lo que vales, y saber reconocer cuándo alguien está intentando manejar tu vida; pero eso no te deja afuera de la posibilidad de construir una relación sana. No dejes que una mala experiencia te cierre por completo. Toma el aprendizaje y sigue adelante.

4. Autoprotección

Es común que luego de una experiencia así comiences a desarrollar una especie de alarma interna que te indica que algo no está bien si conoces a alguien que vuelve a tener alguna característica de tu anterior relación. Sigue tu instinto, siempre, pero no te obsesiones. No todos quieren hacerte daño.

5. Introspección

Que no te hagan pensar que estar introspectivo es igual a caer en depresión. Tener momentos de repliegue personal, ¡es sano! No siempre estamos felices como muestran las publicidades; a veces aprendemos de situaciones dolorosas, ¡pero salimos fortalecidos! Date el tiempo y espacio, si lo necesitas, para estar más tiempo contigo. Eso no quiere decir que estés siempre triste; puedes a veces estarlo y otras, simplemente querer disfrutar de tu tiempo a solas. Respétalo.

Fuentes:

https://themindsjournal.com