A lo largo de la vida, es mucha la basura emocional que generamos. ¿A qué nos referimos con eso? A malas sensaciones y energías que sientes pero no terminas de procesar o liberar, y se acumulan dentro de ti. Lo peor es que muchas veces no nos damos cuenta de la cantidad que acumulamos, puesto que no somos conscientes de ella.

Pero, cuando esa basura emocional en nuestro interior es demasiada viene el verdadero problema: empezamos a derramar esas malas vibras en los demás. Entonces nos convertimos en las personas gruñonas, pesimistas y hasta malvadas que nunca quisimos ser.

Para evitar llegar a ese punto, lo primero es identificar cuando te estás cargando de basura emocional. Para ello, es importante que conozcas qué actitudes y situaciones la generan e intentes evitarlas.

1. Criticar

Hablar mal de los demás es, sin lugar a dudas, uno de los primeros síntomas de que estás generando basura emocional. Tener la vista puesta en el otro, e intentar siempre buscarle su lado negativo, es una forma de acumular mala energía.

Además, te impide poner el foco en lo que realmente importa, que es tu propio ser en relación con los otros.

Cuando te encuentres demasiado criticón, intenta hacer el ejercicio de buscar un aspecto positivo que elogiar de aquella persona o situación que estás criticando. Verás que siempre encuentras algo.

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2. Quejarse

Esto viene muy de la mano con el punto anterior. Todas las situaciones o personas tienen cosas que nos molestan. Nunca una situación será perfecta.

Sin embargo, muchas veces elegimos quejarnos: estamos en un día de camping hermoso pero nos quejamos de los insectos, nos invitan a una boda y nos quejamos del menú, tenemos un trabajo que nos encanta pero nos quejamos de nuestra oficina… ¡Nos quejamos todo el tiempo!

Muchas veces la queja o el inconformismo es lo que nos ayuda a avanzar, a no quedarnos estancados en un mismo lugar. Pero es importante saber distinguir cuándo vale la pena quejarse y cuándo es mejor disfrutar el momento. De otro modo, nunca disfrutaremos de nada.

3. Ser orgulloso

Todos nos equivocamos, ¿Vale? Y eso te incluye a ti. Es cierto que a veces es difícil reconocer que nos hemos equivocado, pues es posible que sintamos un poco de vergüenza. Pero reconocer nuestros errores y pedir perdón es sumamente saludable.

¿Sabes el peso que cargas en tu interior por cada vez que intentas tener razón (aunque no la tienes)?

Saber aceptar que nos equivocamos, disculparnos si hemos lastimado a alguien y, en general, no ser orgulloso es lo mejor que podemos hacer para vivir más livianos.

4. Estar siempre a la defensiva

El mundo no está en tu contra. De verdad. Reconocer eso y dejar de estar a la defensiva puede quitarte de encima mucha basura emocional.

A veces sentimos que todo lo que sucede a nuestro alrededor es personal: nos lo hacen a nosotros. Pero en realidad, tú no eres el centro del mundo y no todo gira a tu alrededor.

Así que relájate y deja de cargar basura emocional que no tiene nada que ver contigo.

5. Rencores

Alguna vez todos hemos sido heridos. Lamentablemente, es parte de la vida. También puede que tengamos recuerdos feos y traumáticos.

Volver a ellos una y otra vez no hace más que cargarnos de negatividad. Es como volver a abrir una herida constantemente. O, dicho de otro modo, es como no sacar nunca la basura: pronto, tu casa se convierte en un chiquero.

Dejar ir: esa es la mejor forma de no acumular basura emocional.

6. Gritar con frecuencia

Gritar frecuentemente es síntoma de que algo anda mal en tu interior. No es bueno estar siempre derramando esa energía negativa a viva voz. Fíjate que en general las personas más felices gritan poco: si lo hacen, es de felicidad.

Los gritos son sinónimo de enojo, y el enojo es basura emocional. La violencia es basura emocional. Así que intentar controlar tus emociones negativas y bajar la voz puede hacer una gran diferencia.

7. Querer tener el control

Muchas veces necesitamos tener el control de las cosas. Nos sentimos falsamente seguros si creemos que podemos manejar todo lo que sucede a nuestro alrededor, y hasta puede que nos pongamos un poco maniáticos.

Pero mira, la realidad es que no puedes controlar a los demás, ni a sus pensamientos, como tampoco puedes controlar el ambiente.

Solo hay una cosa que puedes controlar y es a ti mismo. Solo eso. Y a veces, estás tan pendiente intentando controlar cosas imposibles, que ni siquiera puedes manejar tus propias emociones.

Usa tu energía en lo que verdaderamente tienes en tus manos, que es cambiarte a ti mismo, y despídete de una vez de la basura emocional.

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Fuentes:

El Confidencial

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