La perfección no es más que una utopía a la que aspiramos siempre. No hay ni situaciones ni personas ni relaciones perfectas. Por eso, en cualquier vínculo, por más bueno que sea para ti, puede haber alguna discusión. De hecho, que no exista ninguna podría ser extraño, ya que por más de que haya un buen diálogo, es común que alguna vez se desate una pelea.

Que haya discusiones no tiene por qué indicar necesariamente que el vínculo es tóxico. Es lógico que existan aspectos sobre los que dos personas opinen, sientan o incluso vean de manera diferente. Y si eso lleva a una discusión a veces puede ser catártico y sanador, pues pone sobre la mesa cuestiones que hay que dialogar. Eso sí, hablamos siempre de discusiones donde no hay insultos, ni agresiones o faltas de respeto. Pues eso sí indicaría una relación tóxica que no es buena para ti.

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Pero aún si se trata de alguien que quieres mucho y con el que tienes una buena relación, siempre hay cosas que odias que te digan cuando estás enojado/a. ¿Te sientes identificado/a con alguna de éstas?

No me pasa nada

A muchas personas les enoja aún más que la otra persona niegue la situación diciendo que no le pasa nada. Claro que éste es un intento de evasión, de huir de algo que ya se sabe que generará enfrentamiento. Es importante poder hablar lo que está generando conflicto, pero también hay que aprender a respetar los tiempos de cada uno, para no presionar de más.

Tú no entiendes

Echarle la responsabilidad al otro por "no entender" también enoja aún más a algunas personas. Porque no se trata, en la mayoría de los casos de hacerle ver al otro su falta de empatía, sino de evitar la discusión negándole la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. Esto puede "cerrarle la puerta" al diálogo. No supongas que el otro no te comprende, intenta mostrarle cómo te sientes.

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Hablamos en otro momento

Si una persona ya ha tomado el hilo de la discusión, que el otro intente detenerla para retomarla en otro momento puede alterarla aún más. Sin embargo, en la mayoría de los casos puede resultar positivo, ya que si alguien se encuentra muy nervioso puede llegar a decir cosas de las que después se arrepienta.

Tranquilízate

No todas las personas discutiendo responden de la misma manera. Por ejemplo, hay algunas que se irritan mucho, y otras que no pueden contener el llanto. En cualquiera de los dos casos, a veces decirle al otro que se tranquilice lo irrita más, ya que pone en evidencia que se está excediendo.

No cambias nunca / siempre es lo mismo

Decirle al otro que no cambia nunca, o que siempre es lo mismo con él/ella puede molestar mucho, pues al igual que en el punto anterior, puede ponerle ante los ojos que suele reaccionar de la misma manera. Cada uno tiene sus propios tiempos para poder ver y comprender lo que sería positivo que trabaje de su personalidad. No podemos forzar a nadie a que cambie, y menos aún que lo haga al ritmo que quisiéramos.

CONSEJO BIOGUÍA: Aunque estés muy molesto/a nunca le faltes el respeto al otro. Relaciónate siempre desde el amor, sé sincero y auténtico. Si notas que estás muy irritado/a, date espacio y luego retoma el diálogo. A veces las palabras pueden doler tanto como una bofetada.

eres igual a tu madre/padre

Recurrir a esto en una discusión de pareja especialmente puede volver la discusión mucho más intensa, ya que involucra cuestiones íntimas y personales que mueven fibras emocionales muy sensibles.

Estás exagerando

Decirle al otro que está exagerando puede enojarlo aún más, porque no todas las personas sienten, valoran ni ven las cosas de la misma manera; y no hay que subestimar. Algo que para ti puede ser insignificante, para el otro puede ser muy importante. Por eso, la escucha es fundamental.

¿Qué otras cosas odias que te digan cuando estás enojado/a?