Siempre que hablamos de la ira y el enojo los pensamos como negativos. Sin embargo, ¿siempre lo son? ¿No pueden acaso tener algo positivo?

Un profesor de Psicología y Criminología en la Universidad de Heidelberg (Alemania) llamado Aaron Sell sostiene que la ira podría tener algunos beneficios.

El enojo puede ponernos más a la defensiva, pero si aprendemos a controlarlo podemos usarlo, según él, a nuestro favor.

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Cuando estamos iracundos hay algo en nuestro rostro que cambia: las cejas se pronuncian, las fosas nasales se ensanchan y aumenta el grosor de la mandíbula. Hay algo físico que genera que un posible adversario se sienta intimidado.

Ello explica, según el profesor, que algunos humanos, como los animales, hayan podido sobrevivir desde tiempos muy antiguos, ya que la ira les daba una posibilidad de defenderse, de amedrentar al otro. "La ira le dio a estos humanos una ventaja evolutiva", señala.

Según otro profesor de la Universidad de Winsconsin-Green Bay (Estados Unidos), cuando enojarse produce en nuestro cuerpo una reacción fisiológica que nos mantiene alertas para reaccionar ante un posible ataque: "Tu sistema nervioso simpático, tu sistema de lucha y de huida se activan [cuando te enojas]. Aumenta el ritmo cardiaco, tu respiración y empiezas a sudar. También se ralentiza tu sistema digestivo".

De acuerdo a los investigadores, el enojo no es malo en sí mismo, sino que hay que aprender a canalizarlo, aprovechando la energía que genera para enfocar nuestra mente.

¿Qué opinas tú de esto? ¿Te parece que el enojo puede tener algo positivo?

Fuentes:

BBC