Si te pones a pensarlo, la mayoría de los ancianos tiene un olor muy particular. Así como los recién nacidos tienen un claro “olor a bebé”, los más grandes de la familia suelen tener “olor a abuela”.

Ese aroma en la piel de los ancianos se hace quizá más notable en asilos o centros de día para ellos: al entrar, el olor a abuela se nota al instante.

Los científicos ya han descubierto que es un olor provocado por una molécula particular, y las casas de cosméticos están creando perfumes y fragancias para contrarrestarlo (algo bastante tonto, puesto que... ¿quién no recuerda ese olor con cariño). Si crees que no debes preocuparte por ello, estás bastante equivocado.

Pues de acuerdo a la investigación el olor a abuela comienza…. ¡A los 30 años!

Moléculas rancias

Este aroma tan particular es generado por el 2-nonelal, una molécula que se genera en la piel ante la natural oxidación de los ácidos grasos de la barrera lipídica.

Esta molécula en estado puro huele realmente mal. Tal como cuentan los científicos que la estudian: “cuando abrimos una cápsula con esa molécula en el laboratorio, todo apesta”. Pero tener una o dos moléculas rancias en la piel no es el problema: todos tenemos alguna.

La cuestión comienza a cambiar a partir de los 30 años, cuando esas moléculas empiezan a ser cada vez más frecuentes, pues la madurez aumenta la producción de lípidos en la piel, a la vez que se reduce la capacidad antioxidante.

En resumen: ¡A partir de los 30 ya comenzamos a generar olor a abuela!

No tiene que ver con la higiene

A diferencia de lo que uno puede suponer, este olor no tiene que ver con la falta de higiene. Pues esta molécula es lípida, y eso significa que no es soluble en agua.

A diferencia del sudor, que se elimina rápidamente con un poco de agua con jabón, el olor que producen estas moléculas no se sale con una simple ducha. Para acabar con él es necesario neutralizarlo.

Por eso, distintas casas de cosmética en el mundo están buscando soluciones, e intentando dar con fragancias y productos que permitan eliminar el tufo de la vejez (o de la mediana edad).

No lo notamos

La buena noticia (para nosotros) es que a medida que nuestro cuerpo huele cada vez peor, el olfato funciona cada vez peor. Así, para los 80 años, distinguimos pocos olores, tal como un niño pequeño.

Así que ya puedes dejar de enojarte con tu abuelita porque se ha puesto demasiado perfume: ¡De verdad no lo ha notado!

Y tampoco te sientas tan alejado de esa realidad, pues ya ves, si tienes más de 30 es probable que tengas moléculas de “olor a abuela” sin saberlo.

Fuentes:

El País

Cultura colectiva