La industria de la higiene y belleza mueve alrededor de 500 mil millones de dólares al año y genera 120 mil millones de envases de plástico, en su mayoría no reciclables. Pero también moviliza la economía de varios países y, directa o indirectamente, da trabajo a millones de personas, desde los productores de materias primas hasta los creativos de las campañas de publicidad.

Gerard Prats era tan solo uno de los eslabones de esta inmensa cadena y no se encontraba nada cómodo en ella. Este joven químico menorquín especializado en cosmética y amante del medio ambiente estaba horrorizado con la cantidad de contaminación generada por la industria para la que se había formado. De hecho, aunque le gustara, dudaba si abandonarla y hacer algo más coherente con sus inquietudes. Pero encontró una vía intermedia que fue crear Saigu Cosmetics, una marca con todo lo que a él gustaría que hiciera la industria de la belleza.

Estas son cinco razones para que tú también elijas la sostenibilidad en tus productos de belleza

1. La sostenibilidad de los ingredientes naturales

Los ingredientes de origen natural, además de ser más compatibles con la piel que los derivados del petróleo, le ahorran al medio ambiente la contaminación derivada de la síntesis de las siliconas, los parabenos o los sulfitos. Por eso, cuando creó la formulación de los productos de Saigu, Gerard consiguió que entre el 94% y el 100% de ingredientes fueran procedentes de la naturaleza, como aceite de oliva, ceras vegetales, extracto de romero, etc.

2. La proximidad frente al los ingredientes exóticos

Teniendo en cuenta que tanto Gerard Prats como su amigo y socio David Hart nacieron en la isla de Menorca, estaban muy familiarizados con el ecosistema del Mediterráneo y seguros de que les podía dar todos los ingredientes necesarios para crear su maquillaje. De esa manera se evitaban tener que ir a buscar compuestos exóticos a la otra punta del mundo y se ahorraban la ingente contaminación que su transporte requeriría.

Ingredientes de proximidad

3. La búsqueda constante de nuevos envases

Los 120 mil millones de envases de plástico al año de los que hablábamos al principio probablemente formen parte de esas gigantescas acumulaciones de plásticos que se extienden por nuestros océanos. Gerard veía todos esos recipientes y se decía a sí mismo: "No puede ser que no haya una alternativa". Y cuando creó su marca, buscó hasta que encontró la mejor disponible para la base de maquillaje fluida, hecha de cristal y madera.

Pero su sueño es seguir mejorando, y trabaja para desarrollar envases rellenables y con materiales biodegradables. Aunque tiene la limitación del punto anterior y se le plantea el dilema: ¿pedir materiales reciclables a fabricantes chinos o comprar plástico a proveedores locales? Como siempre, el de la sostenibilidad es un camino.

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4. Amar a los animales más allá del "cruelty free"

Desgraciadamente a nivel global estamos lejos de erradicar el testeo y maltrato en animales en la industria de la cosmética. Sin embargo, y teniendo en cuenta que esto está prohibido por ley en la Unión Europea desde 2013, Gerard consideraba una aberración utilizar el claim "cruelty free" que tan de moda se había puesto entre las marcas de cosmética natural por dos razones: por un lado, se daba a entender que el resto de marcas tradicionales sí testeaban en animales, cuando no es verdad y le parecía competencia desleal. Por otra parte, le parecía que no maltratar animales era totalmente insuficiente, que su marca tenía que trabajar activamente para que estos tuvieran la mejor vida posible en un ecosistema equilibrado.

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5. La ética 360º como punto de partida

Pero claro, Saigu Cosmetics no podía luchar por la regeneración de los ecosistemas y el bienestar de los animales y olvidarse de las personas. De manera que, en su filosofía, también está el impulso de las economías locales contratando proveedores de proximidad y el respeto por los derechos laborales proponiendo a estos proveedores precios razonables que les permitan dar sueldos dignos a sus trabajadores. De esta manera la ética se establece en todos los ámbitos y, detrás de lo que para unos pueda ser un simple pintalabios, hay toda una lucha por demostrar que la industria de la belleza sí puede ser más amable y sostenible.