¿Odias caminar bajo el sol en verano, al punto que prefieres quedarte en casa? Cuando entras a un lugar cerrado durante la temporada estival, ¿siempre esperas que haya aire acondicionado? ¿Te vistes con ropa holgada, hasta en invierno, para no sufrir calor? Si has dicho que sí a todo, es posible que sufras termofobia.

Una fobia es el temor u odio intenso e irracional, de carácter enfermizo, hacia una persona, una cosa o una situación. La termofobia es todo eso en relación al calor. Las personas que sufren este problema realmente no pueden soportar las altas temperaturas. Y va más allá de la mera incomodidad: estar expuestos ante situaciones de mucho calor le generan claras manifestaciones de ansiedad.

calor rostro ejercicio

La termofobia y sus causas

En general, las fobias se desatan como una respuesta del cuerpo, que ve un peligro donde no lo hay. Así, situaciones que para la mayoría de las personas son normales, al fóbico le desatan una serie de síntomas de ansiedad y estrés, los mismas que ante un peligro real.

Todo eso genera la horrible sensación de querer escaparse como sea de la situación que provoca la fobia. El gran problema del calor es que no deja de ser un factor ambiental, y hay momentos en los que no se puede hacer nada para evitarlo. Por eso, los termofóbicos suelen ser bastante huraños en verano y no les apetece demasiado salir en las horas en las que más pega el sol.

En algunos casos, como cualquier otra fobia, puede tener su raíz en una situación traumática relacionada con el objeto que genera el miedo, en este caso, el calor.

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Descubrir que eres termofóbico

Canícula

Las personas que sufren esta condición, como dijimos, evitan al máximo posible la exposición a altas temperaturas. En casos graves, tienen una sensación real de pánico cuando se ven expuestos al calor.

Que quede claro: sentirse molesto un día de 40 grados no es ser termofóbico. Eso es normal. El problema está cuando la persona se siente incapaz de soportar esa situación. Teme sentirse mal, y exagera los recaudos si tiene que exponerse a ello. Por ejemplo, a un termofóbico la idea de salir de su casa en verano sin un abanico y una botella de agua helada puede resultarle aterradora.

Si te sientes identificado con estos síntomas, lo más importante es que entiendas que lo que te pasa es una fobia. Y como tal, puede tratarse o no, pero en todo caso serás tú el que decida si tener este problema afecta a tu vida, y por ende si prefieres cambiarlo o seguir así.

¿Eres termofóbico? ¿Qué es lo más loco que has hecho para no pasar calor?

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Fuentes:

Milenio

Diario femenino

La sexta