Un hombre corriendo entre los autos de un puente atascado por el tráfico. Una mujer esperando dentro de un taxi que avance hacia el aeropuerto. Él que golpea las ventanas esperando encontrarla. Ella, mirando su móvil esperando que la llame. El encuentro. La sonrisa, las lágimas. Ella que sale; él,  que la besa. El plano que se aleja más y más hasta que la pareja se vuelve pequeña en un atardecer mágico. 

Ésta es una típica escena de una película de amor. Un amor que nos encanta mirar y que, de alguna forma u otra, tenemos como ideal en nuestra mente. Esperamos encontrar un compañero o compañera perfecta con quien compartir una escena tan mágica como la que vemos en el cine. Pero después descubrimos que en verdad el amor es mucho más y más complejo que eso. 

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¿Cuáles son las mentiras que todos alguna vez nos creímos sobre el amor? 
Quizás si hubiéramos aprendido a no idealizar tanto, nos hubiéramos ahorrado algunos cuantos raspones. O tal vez, cada tropiezo fue necesario para que entendamos el amor de una forma mucho más real. ¡Y no por eso menos hermosa! 

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1. El enamoramiento dura para siempre

Tal vez uno de los errores más comunes es creer (o esperar) que todo el romanticismo, la curiosidad y el deseo que experimentamos durante el primer tiempo, sea eterno. El amor va cambiando de etapas, y cada una tiene sus aprendizajes, sus cosas buenas y sus desafíos. Que caiga un poco la pasión y aparezcan otros momentos compartidos es natural y no significa que el amor ha terminado, sino que ha pasado a la próxima etapa. 

2. Hay que dejar todo por el otro

Otra de las cosas que asociamos con el amor es la idea de que hay que dejar todo por el otro. Pensamos que el amor es igual a sacrificio. Nos pide una y otra vez "demostraciones". Y eso, a veces, puede hacernos descuidar nuestros intereses más personales, postergarnos o incluso hacernos cambiar de rumbo. En ninguna relación nuestros deseos deberían verse bloqueados por el otro, sino por el contrario, deberían encontrar lugar y apoyo para crecer. 

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3. Cueste lo que cueste, tienes que intentarlo

A veces, sobre todo después de estar muchos años en pareja, puede que las cosas se desgasten, que comiencen las peleas una y otra vez. En estos casos siempre es bueno poder dialogar, buscar la manera de ponerse de acuerdo, o bien de respetar que el otro piense o sienta diferente. Pero si realmente dos personas lo han intentado todo y no funciona, quedarse juntas solo por el ideal de la pareja para siempre, no debería ser una opción. Ambos merecen ser felices, estén o no acompañándose en ese momento. 

4. Todo será mejor cuando el otro cambie

Creer (o esperar) que el otro cambie es una mentira que muchos nos creemos. Amar es aceptar al otro tal como es. Eso no quiere decir que sea perfecto, pero sí implica aceptar las cosas que no nos gustan del otro y trabajar juntos (y personalmente) la manera para que no afecte eso a ninguno de los dos. Estar con alguien esperando que cambie, o que sea como nosotros esperamos, como si fuera un acto de amor, es una utopía. Si alguien cambia debe hacerlo porque lo siente, y no porque alguien se lo pide. Ésa será la manera más sincera.

Si piensas, además, que el otro debería cambiar empieza primero tú a pensar qué podrías modificar para que las cosas sean diferentes. Porque a veces es común que carguemos al otro de nuestras propias inseguridades y miedos; y quizás, cambiando nuestra posición, las cosas se reacomodan.

5. Solo se tienen ojos para una sola persona

Pensar que cuando estamos enamorados solo pensamos en una persona no es tan así como creemos. La realidad es que después de estar mucho tiempo con alguien es común que otras personas nos despierten interés o curiosidad. Y quizás esto no necesariamente implica que no haya más amor. Cómo se lleve adelante este tema será un acuerdo de cada pareja en sí. Hay quienes eligen hablarlo y sincerarse; y otras que nunca se les ocurriría confesarlo. 

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6. Todos tenemos un alma gemela

La idea de que cada persona tiene "un alma gemela" está muy arraigada. Pero la verdad es que no hay "almas gemelas", sino muy buenos compañeros/as, capaces de complementarnos y apoyarnos en nuestro crecimiento. Si alguien fuera tal cual somos seguramente no nos gustaría porque en general siempre nos atrae del otro algo que sentimos que nos falta, nos gustaría o quisiéramos aprender. 

7. El amor es incondicional

Otra de las cosas que siempre creímos es que nuestro amor debe ser incondicional. Debemos estar siempre para el otro, no importa cuándo ni dónde ni por qué sea; debemos amarlo siempre, solo a él/ella; debe ser nuestro mundo, nuestro todo... Pero esto, ¿no es demasiada presión? A veces podemos no estar, podemos desear otra cosa, podemos opinar diferente. Y eso no es falta de amor. ¡Es que somos dos personas diferentes! Elegir compartir la vida con alguien no implica volverse el otro, sino apoyarse, acompañarse e impulsarse juntos, cada uno desde sus propias cualidades y capacidades, a vivir una vida tan feliz como cada uno se proponga. 

¿Qué otras cosas agregarías a esta lista?