Tener una buena cita no es tan fácil como a veces parece. Quienes están en pareja suelen idealizar la soltería, pensando que en cada esquina existe una oportunidad. Pero la realidad es que congeniar con otra persona es una cuestión de pura química.

Por eso, cuando tienes una buena cita, y vuelves a tu casa sonriendo porque pasaste un buen momento, tuviste una conversación interesante, o simplemente te sentiste cómodo/a y a gusto con la otra persona, es muy común que aparezca en tu mente la pregunta: ¿mensajear o no mensajear? ¿Le escribo o no le escribo?

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Los tiempos de todos no son los mismos. Hay personas muy ansiosas; y otras que lo piensan varias veces antes de mandar un mensaje por temor a agobiar, o simplemente porque quieren dejar espacio para que surja naturalmente el deseo de volver a verse.

Sumado a esto, también hay quienes usan mucho sus redes sociales y otras que prefieren no darle tanta importancia.

Cuando hay algún desencuentro en este sentido (¡que no siempre quiere decir que no haya interés!), uno de los dos puede sentirse un poco decepcionado o desilusionado. O puede que también comiencen las interpretaciones: lecturas de conversaciones en busca de alguna señal que nos ayude a entender cuándo es "el momento correcto".

Aquí influyen también los roles de género, es decir, lo que se espera de los hombres y de las mujeres en este punto. Muchas suelen esperar a que él tome la iniciativa; y muchos suelen pensar que una mujer quiere comprometerse emocionalmente se muestra interés.

¿Qué hacer entonces?

En principio, ¡adiós a esos prejuicios! No importa qué se esperaría que hagas, tú tienes que hacer lo que sientas porque eso es lo más genuino en ti.

Si has tenido un bonito encuentro y quieres expresarlo, hazlo. Si quieres volver a ver a alguien, díselo de la forma más directa que puedas. Sé clara/o con lo que quieres; inventa un plan que te divierta.

Eso sí: no te llenes de expectativas antes de tiempo. Tú haz lo que sientas pero el otro, es el otro. Es decir que puede no querer, puede no gustarle tu plan, puede parecerle pronto, tarde o lo que sea. O puede también no contestarte.

Ése es un riesgo, sí. Pero siempre que vayas con la verdad y claridad en tu decir, siendo sincero/a, más fácil el otro verá quién tú eres. Si no es lo que busca se irá, ¡y mejor para ti! Podrás seguir y encontrar a otra persona a quien sí le apetezca el plan que propones o simplemente te ofrezca una alternativa porque quiere seguir compartiendo tiempo contigo.

Confía en ti; eso es fundamental. Sé auténtico/a, sincero/a. No busques agradar. No actúes según lo que piensas que el otro piensa; sino según lo que tú sientes, que es tu única certeza. Tu corazón sabrá abrirte camino ahí donde tenga que ser, y donde no, no te detengas.

Fuentes:

/www.mentesana.es