Poco a poco la higiene se convirtió en belleza y la industria creció de manera exponencial. Mientras en 1919 era una industria de 60 millones de dólares, para 1938 era de 400 millones de dólares. Hoy se estima que genera anualmente unos 500 mil millones de dólares a nivel mundial. ¿El problema? Todo el plástico que utiliza.

Antes de la Primera Guerra Mundial no existía una idea de higiene personal. Los soldados fueron los primeros en ser introducidos a ella, pues tenían que mantenerse más limpios para evitar enfermedades. Al regresar a casa, trajeron consigo sus hábitos, y con el avance tecnológico, la gente comenzó a usar nuevos productos para la limpieza, así como para la belleza.

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Una mujer se pone crema en las manos

La cantidad de recipientes de plástico en los productos estadounidenses -no solo en los de higiene personal- ha aumentado más de 120 veces desde 1960, y casi el 70% de los residuos se acumulan en vertederos, según National Geographic. A nivel mundial, la industria del envasado para productos de belleza e higiene personal, que utiliza principalmente recipientes de plástico, registra ventas por un valor de aproximadamente 25.000 millones de dólares.

Sin embargo, hay algunas pequeñas empresas que están empujando para que haya un cambio en la industria. Productos como el champú sólido ya eliminan un envase, pues a diferencia del líquido, no se comercializan en recipientes de plástico.

En otros casos, se trata de encontrar soluciones innovadoras que sean más amigables con el planeta. Así, una empresa que comercializa desodorantes logró cambiar el plástico por un tubo de papel robusto. El vidrio no fue una opción viable para ellos porque el peso provocaba que tuviera que transportarse en más camiones, aumentando la huella de carbono.

Diversos productos de belleza

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El plástico es uno de los problemas más grandes que tenemos que enfrentar ante el cambio climático, aunque no es el único. Estas acciones son urgentes para frenar sólo uno de los muchos problemas que debemos mantener como prioridad si es que realmente esperamos darle una nueva vida a nuestro planeta.

Fuente:

National Geographic