En lo profundo del catálogo de Disney-Pixar, emerge una joya cinematográfica reciente que ha logrado conmover a audiencias de todas las edades: Elementos. Esta película presenta la Ciudad Origen, un reino donde los residentes personifican los cuatro elementos naturales: fuego, agua, tierra y aire.

En este mundo aparentemente dividido, una regla ancestral prohíbe la mezcla de estos elementos. Los habitantes deben vivir en distritos segregados en aras del orden y el equilibrio.

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Sin embargo, la historia toma un giro emocionante cuando Ember, una joven representante del fuego, y Wade, un muchacho ligado al agua, descubren que comparten más similitudes de las que la sociedad acepta. Juntos, desafían las normas preestablecidas y se aventuran en un viaje inolvidable, tejiendo una historia de amor y amistad que trasciende las limitaciones impuestas.

Aunque la trama puede parecer nacida de la imaginación, la raíz de Elementos se entrelaza con experiencias personales profundas. El director de la película, Gabriel Montoya, concede un vistazo a su corazón en esta obra, que encuentra inspiración en la historia de inmigración de sus abuelos desde México hasta Los Ángeles.

"Para mí, esta película es un tributo a la valentía y la determinación de mis abuelos", compartió Montoya durante una conversación exclusiva con nuestro equipo editorial. "Quería capturar la esencia de sus luchas y su capacidad para encontrar conexiones genuinas en un mundo a menudo dividido".

La influencia de las experiencias de Montoya trasciende los aspectos autobiográficos. "No se trata solo de mi historia, sino de un mosaico de experiencias compartidas", enfatiza. "La película nació de las historias que escuché de amigos y colegas. Es un intento de capturar la riqueza y diversidad de nuestras vidas y celebrar nuestra capacidad para superar las barreras que se nos imponen".

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En medio de la narrativa conmovedora, Montoya destaca la importancia de enfrentar las actitudes xenófobas y racistas que siguen afectando a muchas comunidades. "Aunque Elementos es una fantasía, refleja desafíos muy reales. La historia plantea preguntas sobre la aceptación y la intolerancia, recordándonos que nuestras diferencias son oportunidades para crecer y aprender".

Con miras al futuro, Montoya comparte sus reflexiones finales sobre Elementos: "Esta película es un tributo al legado de mis abuelos y a todos aquellos que han luchado por un nuevo comienzo en tierras extranjeras. Espero que inspire a las personas a conectarse con sus propias raíces y a encontrar la belleza en la diversidad que nos rodea".

Fuente: La Nación.