En estos tiempos de tanta tecnología en el aire, parece raro que todavía queden lugares en el mundo sin acceso a la red eléctrica. Sin embargo, para muchas familias que habitan diferentes islas en Filipinas este acceso es un lujo y viven desprovistos de este beneficio. Frente a este panorama, tres ingenieros filipinos sintieron que no podían quedarse de brazos cruzados y que era necesario hacer algo para enfrentar esta situación.  

Esta imperante necesidad despertó el ingenio y la creatividad de Aisa y Raphael Mijeno y de Joefrey Frias, que decidieron crear Salt, una lámpara LED que sólo necesita un vaso de agua y dos cucharadas de sal para funcionar y alumbrar durante ocho horas.


Salt es una lámpara pero es también una excusa para llevar adelante un movimiento social que pretende hacer llegar la luz a lugares inhóspitos e iluminar, literalmente, la vida de muchísimas familias que al día de hoy viven en la penumbra. Se trata de un conjunto de voluntarios y empresas que colaboran para llevar adelante este proyecto.

Muchas lámparas son creadas por los voluntarios y luego donadas a diferentes familias necesitadas. Su objetivo es llegar a cada vez más familias y lograr dar luz a todos los rincones del país. 

Esta lámpara trae consigo muchos beneficios. Por un lado, es muy accesible económicamente ya que el objetivo del movimiento es que todas las familias filipinas puedan acceder a ella. Por otro lado, Salt es una alternativa ecológica al uso de querosén (utilizado en muchos lugares como generador de electricidad). A su vez, no solo permite alumbrar, sino también cargar celulares y generar electricidad.

Por último, pero no menos importante, Salt es una alternativa de energía completamente accesible para quienes viven en estas regiones. La misma está preparada para que funcione a base del agua salada de los océanos, un recurso altamente accesible en estas islas.

Por ahora, los líderes del proyecto están concentrando su fuerza en la fabricación de lámparas y la distribución a las numerosas comunidades de destino en Filipinas. Hasta la fecha, Salt ha ganado siete premios internacionales, tanto por la iniciativa empresarial como por la sustentabilidad del producto. El equipo está actualmente a la espera de desarrollo de nuevas tecnologías en la misma línea para poder seguir perfeccionando el invento.