La manera como nos sentimos tiene una gran influencia en nuestro cuerpo y cómo este se ve en el exterior. A veces podemos percibir que una persona no se siente bien por su postura o disposición corporal. También sucede lo contrario: algunos estudios demuestran que nuestra postura influye en la forma en la que nos sentimos.

Un estudio al respecto reveló que modificar la postura puede alterar de manera importante nuestros niveles de testosterona y cortisol. La testosterona es la hormona que se encarga de aumentar la autoconfianza, mientras que el cortisol se produce como resultado del miedo y el estrés.

Las investigadoras Amy Cuddy y Dana Carley se encargaron de observar el comportamiento de nuestra química corporal ante distintas posturas, y determinaron que existen posturas confianza y de la debilidad.

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La postura de autoconfianza puede ser cualquier postura que ensanche el cuerpo y nos haga ver y sentir más grandes, mientras que la de debilidad es aquella que lo encoge y cierra.

Las conclusiones fueron las siguientes: al adoptar la postura de la autoconfianza durante tan solo 2 minutos, estaremos aumentando la testosterona en un 20% y reducir el cortisol en un 25%. Al adquirir la postura de debilidad, la testosterona descenderá un 10% y el cortisol aumentaría en un 15%.

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El estudio se llevó a cabo con personas que sufren de ansiedad, quienes aseguraron haber sentido mejorías en su condición. La conclusión sería que la química de nuestro cerebro puede ser modificada hasta cierto grado por nuestra postura corporal, y que por lo tanto nuestra disposición física tiene mucha influencia sobre nuestro estado de ánimo.

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Fuente:

El País