Casi todas las niñas son fanáticas de alguna película de princesas, que son de las más populares hoy en día. Pero, ¿sabías que existe algo llamado síndrome de la princesa?

Se trata de un complejo que tiene su origen en la infancia y puede afectar a las relaciones personales y de pareja en el futuro. De acuerdo con estudios publicados por la Universidad de Melbourne, Australia, esto tiene que ver con los estereotipos femeninos que se ven en las películas, pero también con lo que se enseña en casa.

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¿Qué es el síndrome de la Princesa?

Según la psicóloga Jennifer L. Hartstein, una niña que tiene síndrome de princesa suele ver la vida especialmente de color rosa, como si estuviera en un cuento de hadas. Regularmente, las mujeres que presentan este síndrome, se obsesionan con su físico, se centran en las cosas bonitas y bellas a simple vista, y son superficiales.

La idea de que un hermoso caballero con su armadura y a caballo vendrá a salvarlas para darles el beso que las despierte de un gran sueño (como Blanca Nieves) o dejen de ser desdichadas y pasarse la vida trapeando el piso (como Cenicienta), puede ser muy bonito en la imaginación, pero en la realidad esto puede generar un gran conflicto.

Este síndrome es común en niños y adolescentes, ya que se origina por muchos de los mensajes que se ven en películas, caricaturas, series y redes sociales.

Además, se presenta la falsa idea que ser princesa es la mejor y única forma de ser. También, se le da una perspectiva errónea sobre el derecho de tener todo lo que se quiere y ser siempre la número uno.

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Como padres, también podemos cometer el error de fomentar la idea de que siempre tendrán a un rescatista que las salvará de cualquier situación. Es difícil no acudir a ayudar inmediatamente a nuestros hijas, pero es vital observar cuando es momento de dejarlas crecer y ayudarlas a creer que ellas tienen el poder de conseguir lo que quieren si lo trabajan.

Si hacemos de todo para resolverle la vida, podemos hacerle más daño, pues reforzamos un patrón de no ser autosuficiente. Una pequeña con con el síndrome de la princesa puede convertirse en una joven con una alta dependencia en los demás y con la errónea idea de que el mundo hará todo lo que a ella se le antoje.

Por eso, cría hijos e hijas que sean capaces de alcanzar sus metas y cumplir sus sueños, que en el futuro aspiren a disfrutar de una relación de pareja saludable y equilibrada. Ayúdalos a desarrollar sus propias ideas sobre lo que significa ser fuerte, independiente y seguros. Enséñales a no preocuparse en exceso sobre su apariencia y no dejarse influenciar por los demás.¡Te lo agradecerán!

Fuentes:

La Mente es Maravillosa

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