Vamos a hablar del llamado arte de “perderse las cosas”. Esta expresión se ha popularizado, para referirse al hecho de que no debemos hacer y experimentar todo. Hay cosas a las cuales debemos renunciar por nuestra paz.

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¿Perderse las cosas? ¿De dónde sale esta idea?

Desde hace tiempo, se habla de “perderse las cosas”. No es necesario llenarse con todas las cosas, tampoco tenerlo todo. Lo que aceptas, o tienes, también te tiene a ti y te quita cierta cantidad de energía o de paz cotidiana.

Por antes dicho, es necesario aprender a renunciar, a “perdernos” de ciertas experiencias u objetos. No es algo tan simple de aprender. La gente no suele estar preparada para aprender a negarse a ciertas circunstancias.

Decir no

La importancia de perderse las cosas

Al hacer esto, no nos sobrecargamos. Dejamos que nuestra energía se reserve para aquello que podemos atender. La vida tiene un tiempo limitado, por ende es menester elegir aquello si podemos vivir a plenitud y deseamos.

1. Decidir cuándo elegir

No siempre estamos preparados para ciertas experiencias. Por eso, hay que asumirlas cuando estamos listos. Tenemos que conocer en qué condiciones estamos, así como entender que hay etapas en la vida para ciertas experiencias específicas.

2. ¿Qué deseas en realidad?

Muchas veces, aceptamos compromisos por presión social. Pero, eso a lo que decimos sí: ¿es realmente lo que queremos? Hay que dejar aquellas cosas que no son parte de nuestros auténticos intereses.

3. Decisiones irreversibles

Un principio importante: tomar decisiones irreversibles. Así se aprende a tasar bien lo que escogemos, sin vuelta atrás. Un modo de forzar un filtro de escogencias, el cual nos permitirá ser más exigentes al momento de decir “sí” o “no”.

4. Practicar la gratitud

Agradecer es una manera de saber lo que en verdad deseamos en la vida. Un agradecimiento es una evaluación de aquello que llega a nuestras vidas y es una manera de saber que más deseamos tener en nuestra existencias.

5. Dejar las comparaciones

Muchas veces, aceptamos cosas o responsabilidades porque “otros las tienen”. ¡Cuidado! Estas comparaciones dan malos resultados. Jamás decir que sí porque otros hallan aceptado algo, sino porque en verdad lo deseamos.

6. Cuidado con la desilusión

Todo, cuando llega inicialmente a nuestras vidas, suele tener expectativas altas. Luego, esas expectativas descienden. ¡Es normal! Lo malo es que cuando la energía baja, tendemos a buscar otras situaciones para llenar el vacío, aunque no son lo que deseamos.

7. Aprender a vivir con limitaciones

¡Hay que conocer nuestros límites! De ese modo, sabe que cabe en nuestra vida y que no. Es un modo de no saturarnos, a la vez que saber con certeza aquello a lo que podemos decir que no.

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¿Te sientes sobrecargado? Tal vez, sea necesario que apliques un filtro: debes “perderte de ciertas cosas”. Una manera de apostar por la paz mental y la serenidad diaria.

Fuente: 20 minutos.