Los fertilizantes son nutrientes que las raíces de las plantas pueden absorber. Sin embargo, los más difundidos hoy en día tienen un severo impacto ambiental por su alto nivel de toxicidad. Recurre a estas opciones naturales para mantener tus cultivos fuertes, sanos y libres de químicos.

1. Purín de ortiga

¿Para qué sirve?
El purín de ortiga es un remedio ancestral para mejorar la salud de las plantas cultivadas. Se lo utiliza por sus propiedades reconstituyentes y remineralizantes. Además, funciona como insecticida y fungicida.

Los purines son fermentos de distintas especies vegetales. El de ortiga es particularmente útil para aportarle nitrógeno a las plantas. La falta de este elemento evita que los cultivos crezcan y sinteticen la clorofila como corresponde. Así, los síntomas visibles de esta carencia son las hojas pequeñas y de color amarillento.

Las plantas sólo pueden absorber el nitrógeno cuando éste está contenido en los nitratos que producen las bacterias que fijan dicho elemento. La ortiga es perfecta para atraer estas bacterias.

Instrucciones
1. Coloca una buena cantidad de ortiga sin raíces en un recipiente.

2. Córtala en trozos pequeños y déjala reposar por dos horas en agua filtrada y sin cloro.

3. Al cabo de este período de tiempo, cuela el agua y úsala para regar las plantas. También puedes aplicarla con un atomizador. Si haces esto, aprovecharás sus propiedades para repeler plagas tales como los pulgones, las moscas blancas y las arañas rojas.

2. Restos (posos) de café para plantas acidófilas

¿Para qué sirven?
Los restos que quedan luego de preparar la infusión son perfectos para aquellas plantas que requieren un suelo ácido, como los arándanos, los rosales y las azaleas. Además, al igual que el purín de ortiga, aportan nitrógeno.

Instrucciones
Entierra 3/4 de taza de restos de café cerca de las raíces. Repite el procedimiento una vez al mes. No hagas esto en exceso, ya que podrías llevar la acidez del suelo a niveles nocivos para las plantas.

Alternativamente, puedes colocar seis tazas de restos de café en un balde de 22 litros de agua. Déjalo reposar por dos o tres días. Luego, vierte la preparación en el suelo, alrededor de tus plantas.

3. Cáscaras de huevo

¿Para qué sirven?
Por su alto contenido de calcio, las cáscaras de huevo ayudan a evitar la necrosis o podredumbre apical en los tomates y pimientos. También beneficia a otros árboles frutales y a los rosales. Recurre a esta opción para tener hermosos frutos saludables.

Instrucciones
Lava bien las cáscaras y déjalas secar por completo. Luego, muélelas hasta obtener un polvo. Colócalas en el suelo, alrededor de las plantas

4. Fertilizante de cáscaras de plátano

¿Para qué sirve?
Al igual que la fruta, las cáscaras de plátano son ricas en potasio. Este elemento hace que las flores crezcan con más fuerza y permite combatir enfermedades. Cuando se coloca una solución de potasio en el suelo, las plantas lo pueden absorber inmediatamente.

Al mismo tiempo, las cáscaras de plátano le dan fósforo a los cultivos, lo cual ayuda a que hagan bien la fotosíntesis.

Instrucciones
1. Corta la cáscara de plátano en cuadrados y colócala en una olla.

2. Agrega agua hasta cubrir los cuadrados por completo.

3. Lleva la olla al fuego y deja que la preparación hierva por 15 minutos.

4. Cuando se haya enfriado por completo, cuela y diluye el líquido en dos partes de agua. Usa la preparación para el riego.

Alternativamente, puedes colocar las cáscaras sobre un papel de cocina y dejar que se sequen. Cuando esto suceda, las podrás pulverizar y utilizar como fertilizante en polvo para combinar con agua.

5. Fertilizante de cenizas de madera

¿Para qué sirve?
Por ser ricas en fósforo, las cenizas de madera estimulan la maduración de las flores y los frutos, haciendo que éstos últimos sean más dulces y aromáticos. Al mismo tiempo, ayudan a combatir las plagas. Sin embargo, también aumentan el pH del suelo, motivo por el cual se desaconseja su aplicación en especies acidófilas.

Ten la precaución de utilizar maderas que no tengan contaminantes ni metales pesados.

Instrucciones
Diluye las cenizas en agua filtrada, sin cloro, y usa la preparación en el riego. También puedes esparcir una capa de cenizas a dos o tres centímetros de distancia del tallo y enterrarlas.