Desde que el uso del plástico comenzó a producirse en masividad, nuestros océanos, poco a poco, se fueron contaminando hasta llegar a tener toneladas. En esta nota vamos a conocer algunas de las consecuencias actuales.

Si bien el plástico no es una creación tan actual, el auge de su uso sí lo es. Se remonta a mediados y fines del siglo XX en los Estados Unidos y, con el tiempo, se fue expandiendo por el resto del mundo. Sin embargo, ¿quién iba a imaginarse que la proliferación de su uso iba a traernos hoy grandes consecuencias en el océano? ¡Quédense que les cuento lo que todos necesitamos saber!

Una vez me preguntaron cómo era posible que, habiendo recolección de residuos, haya tanto plástico en el agua.La respuesta es que este material, tan liviano en ocasiones, puede llegar de forma directa (sí, hay personas que dejan su basura en las orillas), pero también de forma indirecta.

Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, la lluvia, el viento, los ríos o desagües también hacen posible que el plástico ingrese al mar. Cuando se encuentra aquí, donde no debiera estar, su presencia comienza a hacer estragos.

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Si nos tomamos unos minutos para buscar imágenes que demuestren las consecuencias, vamos a encontrar más de lo que nuestra mente puede imaginar.

Los principales daños se pueden ver en la fauna marina y en las aves que lo frecuentan. Las lesiones pueden ser leves, como un enredo, o incluso pueden causarles la muerte por asfixia.

Además, los animales que ingieren este material quedan con la sensación de saciedad cuando, en realidad, no es así. Como consecuencia, su tracto digestivo se obstruye o mueren porque no se alimentaron correctamente.

Si hasta acá les parece un montón, les cuento algo más. Según un estudio realizado por la Universidad de Hawái, los plásticos expuestos a la radiación solar ambiental liberan gas metano y etileno. Estos gases en el agua hacen que la movilidad de los animales disminuya y les dificulte alcanzar su alimento en las profundidades.

Lamentablemente, estas son algunas de las terribles consecuencias que conocemos hoy. Al ser un material cuyo uso es bastante reciente, todavía no hay estudios que nos ayuden realmente a dar cuenta de lo que podría suceder con certeza en los próximos años.

De todas formas, quisiera también añadir un poco de optimismo a esta realidad.

¿Qué estamos haciendo para cambiar este panorama?

La ONU, en su programa para el medioambiente, nos propone varias alternativas que cada vez son más populares.

La primera de ellas es optar por alternativas reutilizables: cargar con nuestras propias bolsas, vasos y contenedores evita la producción y es más rentable.

La segunda es la formulación de políticas, que se adapten a cada sociedad, para la prohibición del plástico de un solo uso. En este caso, conocer la producción, reutilización y la infraestructura local nos permitirá tomar medidas más concretas y con mejores resultados.

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Como conclusión, si bien es importante que seamos conscientes de los daños que ahora mismo están ocurriendo en el océano, tengamos presente que hay muchas consecuencias de las que aún no tenemos información.

¡Los invito a que sigamos concientizando sobre esta problemática mundial!