Todos estamos de acuerdo en que es importante tomar el control de nuestra propia vida, ¿verdad?. Que la mejor forma de vivir es siendo auténticos y la mejor versión de nosotros mismos.

Entonces, ¿Por qué nos cuesta tanto ponerle límites a los caprichos de los demás? Al final, más de una vez sentimos que estamos viviendo más para los otros que para nosotros mismos.

Si en este momento te has sentido identificado, no te preocupes: no estás solo. Pero aprender a vivir para uno mismo, sin dejar de ser flexible, es posible.

Solo tienes que empezar a poner límites cuando es necesario. Estos son algunos de los aspectos de tu vida en los que debes ponerlo en práctica.

1. Decir que no

A veces nos vemos inmersos en un montón del planes a los que realmente no tenemos ganas de asistir, solo porque no nos animamos a decir que no. En el fondo, es porque creemos que la gente a nuestro alrededor dejará de querernos si lo hacemos.

Es hora de que comiences a escucharte más y a hacer solo lo que tienes ganas. Pues el tiempo no es infinito,¿Sabes? Por eso lo mejor es usarlo en lo que realmente valga la pena.

Cuando no te apetezca hacer algo, simplemente dilo. Te prometo que el mundo no se cae.

[También te puede interesar: Estas estrategias te ayudarán a decir que NO sin culpa ]

2. Sobrellevar las presiones familiares

Los tiempos han cambiado, pero la familia no siempre se entera. Por eso, a veces quieren imponerte, casi sin querer, los parámetros que ellos creen correctos. Así es que nunca falta los comentarios insistentes de tu madre sobre que “el reloj biológico no espera”, o de tu padre sobre “la importancia de tener una carrera”. O lo que sea.

En estos casos, poner límites puede ser especialmente difícil. Lo mejor que puedes hacer, en esos casos, es zanjar el tema ni bien salga. No discutir ni intentar que tu postura “gane”.

Para ello puedes: dar una respuesta rápida y cambiar de tema; responder con humor o ironía; u optar por un tajante “es mi vida y hago lo que quiero”.

Como sea, lo importante es que no te enredes en esas conversaciones infinitas donde todos querrán hacerte cambiar de idea, pues no sacarás nada demasiado productivo de ello.

3. Un amigo demandante: cómo encontrar los límites

A veces poner límites en una amistad puede ser mucho más complicado de lo que parece. Sobre todo porque en ocasiones sentimos que estamos abandonando a nuestro amigo poniéndole límites, especialmente cuando el otro está atravesando un momento complicado.

Sin embargo, es importante entender que tú no eres el responsable de los problemas de los demás, ni siquiera de las personas más importantes, y tampoco eres un psicólogo gratis; eres un amigo.

Además, si no pones límites a tiempo puedes generar un efecto contrario y terminar resintiendo la relación. Entonces lo mejor es ser sincero, nunca mostrarte desinteresado, pero sí encontrar tus espacios.

Si un día no puedes (o siquiera no tienes ganas), dile que estás muy ocupado y que necesitas descansar, pero propone una fecha para encontrarse. O, si se están viendo con demasiada frecuencia, dile la verdad: que tienes muchos proyectos y que no puedes quedar todos los días, que mejor una vez a la semana.

Si es un verdadero amigo, sabrá entenderlo, y sino posiblemente solo quiere usarte para desahogarse, pero no lo le importan tus sentimientos.

[También te puede interesar: 7 señales de que una amistad se ha vuelto tóxica]

4. Poner límites en la pareja: la lucha por el espacio personal

Al principio de una relación, generalmente, sólo queremos estar con la otra persona. Así es el amor: funciona casi como una droga. Pero hay que saber poner límites a esto, porque toda relación sana necesita que ambas personas tengan su propio espacio personal.

Está bien que al principio te dejes llevar por tus sentimientos, pero a medida que pasa el tiempo es importante que empieces a generar tus propios espacios, y sobre todo, que tu pareja los respete. Si no lo hace, hay muchas posibilidades de que terminen enredados en una relación tóxica.

Hablen en pareja, establezcan los límites entre los dos (qué les parece bien, qué cosas no tanto, y cómo podrían llegar a un acuerdo), y traten de encontrar espacios de independencia.

5. Poner límites en el trabajo

Con la actual tecnología, los límites entre la vida privada y la profesional se desdibujan. Pero es importante marcarlos a tiempo, y saber ubicar a los demás, especialmente cuando se trata de nuestros jefes.

Mira, no importa qué tan urgente sea algo: tú tienes derecho a disfrutar de un fin de semana o de tus vacaciones sin estar pendiente del trabajo sino, te vuelves un verdadero esclavo de tu trabajo. ¿Es eso lo que quieres?

Si te envían un correo electrónico el sábado por la noche, no los dejes pasar. Contesta, “He recibido la información. Lo resolveré el lunes a primera hora. ¡Abrazo y buen fin de semana!”. Es una manera cortés de aclarar que no harás trabajo extra en casa.

También tienes derecho a pedir no pertenecer a un grupo de Whatsapp para cuestiones laborales, o (si no puedes evitarlo) silenciarlo el fin de semana.

Si trabajas por tu cuenta, esto todavía puede ser más difícil, porque el límite te lo tienes que poner a ti mismo. En estos casos, es buena idea poner un horario límite de trabajo y respetarlo a rajatabla.

y tu, ¿Empezarás a poner límites en tu vida?

Fuentes:

Buzzfeed

Los Andes