El diente de león, considerado por muchos como una maleza invasiva y omnipresente, es una hierba con increíbles propiedades curativas que ha sido utilizada durante siglos en las prácticas de medicina tradicional de todo el mundo como suplemento alimentario y como medicina para tratar la anemia, el escorbuto, los problemas la piel, los trastornos hapáticos,  los de la sangre e incluso para minimizar síntomas de depresión.

Su potente efecto de tónico restaurador y agente desintoxicante -junto a la facilidad de su cultivo- lo convierten en una de las plantas medicinales favoritas de los fitoterapeutas.

¿Cómo conseguirla?

Para su recolección, es mejor evitar aquellos ejemplares que han sido sometidos a pesticidas, fertilizantes o productos químicos, aquellos de los costados de las carreteras que absorben continuamente la contaminación emitida por el tránsito vehicular o aquellos de campos en los que haya animales que puedan transmitir parásitos a través de las heces.

Lo ideal es escoger aquellas plantas que se encuentran en un prado de montaña o en un lote abandonado, o cultivarlas en casa. Las semillas pueden conseguirse a partir de la misma planta, en mercados de alimentos saludables o a través de un florista de confianza. En lo posible, adquirir semillas de agricultura ecológica, para evitar la ingesta de productos químicos nocivos.

Para aquellos que prefieran utilizar la planta ya preparada, existe la posibilidad de adquirirla deshidratada, liofilizada, en forma de saquitos de té, en tintura, cápsulas o como polvo.

Alto contenido de nutrientes.

El diente de león es una fuente muy rica de beta-caroteno, el elemento precursor de la vitamina A. Es también rica en vitamina C, fibra, potasio, hierro, calcio, magnesio, zinc y fósforo, además de vitaminas del complejo B, oligoelementos minerales, sodio, e incluso algo de vitamina D. También contiene una buena ración de proteínas y es uno de los mayores portadores de hierro del reino vegetal.
Sus hojas pueden consumirse en ensalada y tienen un sabor parecido al de la achicoria.

Usos medicinales del diente de león.

Contra la anemia: el diente de león tiene un alto contenido de hierro, vitaminas y proteínas. Mientras que el hierro es parte integral de la hemoglobina en la sangre, las vitaminas del complejo B y las proteínas son esenciales para la formación de glóbulos rojos y otros componentes de la sangre.

Contra trastornos hepáticos: la eficacia del diente de león en estimular la función hepática se debe a su capacidad para eliminar toxinas del torrente sanguíneo y restablecer la hidratación y el equilibrio electrolítico. Además, los antioxidantes como la vitamina C y la luteolina ayudan a proteger al hígado del envejecimiento.

Como antioxidante: todas las partes de la planta (raíz, hojas, flores) son ricas en antioxidantes que previenen el daño que los radicales libres ejercen sobre las células y el ADN, retrasando así el envejecimiento. Los altos niveles de betacarotenos y vitamina C estimulan la producción hepática de enzimas con alto poder antioxidante.

Ayuda contra la diabetes:  diversos estudios han demostrado que el diente de león ayuda a regular los niveles sanguíneos de azúcar e insulina, a través del control de los lípidos en la sangre. Si bien no representa un tratamiento en sí mismo, es una poderosa herramienta colateral a un tratamiento prescrito para la hiperglucemia.

Para trastornos del tracto urinario: el diente de león es de naturaleza altamente diurética, de manera que su ingesta  ayuda a eliminar depósitos de toxinas en los riñones y el tracto urinario. Su poder antiséptico inhibe además el crecimiento microbiano en las mucosas de las vías urinarias.

Contra la hipertensión: su alta actividad diurética ayuda, mediante la estimulación de la micción, a bajar la presión sanguínea. Su contenido de fibra y potasio también ayudan en esta tarea.

Contra la inflamación: los ácidos grasos, antioxidantes y fitonutrientes presentes en el diente de león reducen los procesos inflamatorios de cualquier órgano del cuerpo, disminuyendo por ende el dolor y la inflamación.

Como tónico del sistema inmune: el diente de león es, dentro del reino vegetal, uno de los tónicos más conocidos y efectivos. Su consumo habitual se traduce en un incremento de la función inmune, aumentando las defensas del cuerpo ante patógenos externos.

Para mantener la salud de los huesos: su alto contenido de calcio ayuda al crecimiento óseo, mientras que su contenido de vitamina C y luteolina protegen los huesos de los daños relacionados con la edad.

Para el cuidado de la piel: la savia lechosa presente dentro del tallo de la flor es altamente alcalina y germicida, por lo que es muy útil a la hora de tratar trastornos cutáneos como el acné, los sarpullidos de diversa naturaleza, el eczema, y las dermatitis ocasionadas por infecciones bacterianas o micóticas. Sin embargo, esta savia es irritante para los ojos, de manera que hay que tener cuidado al usarla sobre el rostro.

Como con todas las hierbas medicinales, antes de utilizarlas consulta con un médico o un nutricionista, para que pueda guiarte en un uso adecuado de las mismas.