Astronomía, matemáticas, óptica, física: cuando se piensa en Isaac Newton (1642-1727), lo primero que viene a la cabeza son todos sus logros científicos. Y con razón, ya que Newton y sus contribuciones científicas sentaron las bases de la ciencia moderna en el siglo XVII. Sin embargo, poco se habla de sus intereses menos científicos y terrenales, como el hecho de que le gustaba pasar parte de su tiempo libre estudiando alquimia –creencia medieval según la cual los metales podían convertirse en oro–, ocultismo y el apocalipsis bíblico.

En ese campo, basándose en su interpretación protestante de la Biblia, Newton intentó predecir el fin del mundo, y los acontecimientos posteriores, concluyendo a principios del siglo XVIII que el fin del mundo llegaría en el año 2060.

Eso es lo que se puede leer en una carta –no destinada al público– que Newton escribió en 1704 junto con cálculos matemáticos reales de tipo no apocalíptico. En el documento, el científico fija el fin del mundo en 1.260 años después de la fundación del Sacro Imperio Romano Germánico (800 d.C.).

Según han informado varios medios de comunicación en los últimos años, citando a la Universidad Hebrea de Jerusalén, Newton habría evaluado versículos bíblicos del Libro de Daniel y el Apocalipsis para su predicción.

"Puede que termine más tarde, pero no veo ninguna razón para que termine antes", escribió Newton a principios del siglo XVIII sobre sus cálculos del fin del mundo.

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Documentos inéditos de Newton

La carta del científico forma parte de una serie de documentos inéditos en los que Newton se ocupaba menos de temas fundamentales de matemáticas, óptica, astronomía y física. Por ejemplo, los documentos demuestran su gran interés por la alquimia, la historia antigua, las profecías apocalípticas y otros temas bíblicos.

Los escritos y los dibujos correspondientes del científico, fallecido hace casi 300 años, se conservan en los archivos de la Biblioteca Nacional de Israel desde 1969.

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La Biblioteca Nacional de Israel abre sus archivos y expone manuscritos originales no científicos de Sir Isaac Newton sobre exégesis bíblica, construcción y diseño del Tabernáculo y el Templo, teología, cálculo del fin de los tiempos, alquimia e historia antigua.

Según los expertos, estos manuscritos demuestran que Newton era un hombre profundamente religioso. "Estos documentos muestran a un científico movido por la pasión religiosa. Por el deseo de ver la obra de Dios en el mundo", explicó a los medios en 2007 la conservadora Yemima Ben-Menahem.

La sabiduría de textos bíblicos

Newton estaba convencido de que en los textos bíblicos se escondía una sabiduría importante para la humanidad. Además de sus interpretaciones del apocalíptico Libro de Daniel en la Biblia, Newton también investigó el Templo de Jerusalén. En su estructura, suponía el científico, se reflejaba todo el cosmos.

"Newton estaba convencido de que Cristo regresaría en torno a esa fecha y establecería un reino global de paz", escribió en 2003 Stephen D. Snobelen, ahora profesor de Historia de la Ciencia y la Tecnología en la Universidad King's College de Halifax.

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La mayoría de los manuscritos sobre alquimia y teología se subastaron en Londres en 1936. Posteriormente, el economista británico John Maynard Keynes cedió su parte de los papeles al King's College de Cambridge, y el orientalista Abraham Shalom Yahuda donó sus papeles al recién fundado Estado de Israel. En 1969, el material se transfirió a la Biblioteca Nacional y Universitaria Judía de Jerusalén.

Solo el futuro revelará si las predicciones de Newton eran ciertas. Sin embargo, si la historia nos ha enseñado algo, quienes han buscado respuestas igualmente ocultas han fracasado estrepitosamente. A pesar de ello, esperamos que la predicción del físico no sea tan acertada como sus cálculos sobre la gravedad. De lo contrario, el apocalipsis sería una realidad para muchos de nuestros hijos.

Fuente: DW.