La vida de los habitantes de la costa del desierto de Atacama cambió radicalmente hace 3.800 años cuando fue sacudida por un megaterremoto, hasta ahora desconocido, que provocó posteriormente un gran tsunami, según publicó el miércoles (06.04.2022) la revista Science Advances.

Las evidencias disponibles, unidas a modelos matemáticos, señalan que la magnitud del seísmo rondó los 9,5 grados en la escala de Richter, registro equivalente al terremoto de Valdivia (también en Chile) en 1960, el más intenso registrado en la historia de la humanidad.

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Un tsunami devastador

El evento fue resultado de una ruptura de la costa de 800 a 1.000 kilómetros de longitud originada por las placas tectónicas de Nazca y Sudamérica, y el equipo centró su estudio en la zona costera entre Calderas y el sur de Iquique.

El terremoto, pero sobre todo el posterior tsunami, produjo "consecuencias bien devastadoras para las poblaciones que habitaban la costa en aquella época", según explicó el líder de la investigación, el arqueólogo de la Universidad de Chile, Diego Salazar.

El evento marcó un antes y un después para los habitantes

Se trataban de sociedades nómadas, pequeños grupos de cazadores, recolectores y pescadores, que basaban su subsistencia en la explotación de los recursos marinos, para lo que tenían una tecnología especializada con embarcaciones, arpones, distintos tipos de anzuelos, redes, lanzas y cuchillos.

Una sociedad que vivía en esas costas desde 8.000 años antes del evento y que, con diversas transformaciones, permaneció hasta el siglo XIX, cuando se perdió su lengua, cultura, mitología y costumbres.

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"Una experiencia de resiliencia"

Ese es "el único momento en el que vemos una transformación brusca y profunda de sus estrategias de vida", ya sea producto de la alta mortalidad por el tsunami, por el abandono de la costa o una combinación de ambas. "La evidencia es elusiva al respecto", aseguró Salazar.

Las comunidades, que habían logrado una adaptación "muy exitosa" a la zona, decidieron cambiar sus asentamientos para ir a lugares más altos, "lo que es una experiencia de resiliencia", aunque siguieron explotando la costa. Cambia su forma de usar el territorio para protegerse de futuras amenazas, explicó el arqueólogo.

Menos de mil años después del desastre, la población empezó a recuperarse y "creemos que seguían teniendo algún tipo de memoria, pues mantuvieron sus asentamientos y cementerios lejos de la costa y a mayor altitud", señaló.

El terremoto más fuerte del que se tenía constancia en Atacama fue en 1877, con una magnitud estimada de 8,8 grados.

Fuente: DW