Desde hace casi tres décadas, practico y estudio Yôga, especialmente el más antiguo, correspondiente al período preclásico. Un verdadero tesoro del conocimiento humano. Es la versión más pura, técnica y original, que posiblemente se habría perdido por la erosión del tiempo, de no haber sido rescatada por el profesor DeRose.

Este escritor y docente es un investigador incansable, quien dotado del impulso del arqueólogo obsesivo, presentía la magnitud de lo que podría llegar a hallar. Para confirmar lo descubierto y avanzar en el armado de este rompecabezas milenario, realizó gran cantidad de viajes a la India, país de origen de aquella valiosa tradición. Allí recibió la orientación de importantes maestros que supieron guiarlo y estimularlo para continuar.

De manera casi instintiva, la práctica de las técnicas y el trabajo de investigación le abrieron el camino para sistematizar el Yôga del período preclásico.

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El hilo conductor con el que DeRose unió todas la piezas sueltas que encontró, constituye la filosofía del Yôga. Así elaboró su sistematización basándose en raíces Dakshinacharatántrika Niríshwárasámkhya. Esta codificación del Yôga Preclásico tiene un valor inestimable para la humanidad, al igual que el trabajo realizado por el sabio Pátañjali al sistematizar el Yôga Clásico, aproximadamente en el siglo III a.C, en su tesis Yôga Sútra.

Situado cada uno en la realidad de su época, ambos se esforzaron por demostrar a sus contemporáneos que el Yôga no constituye una tradición mística sino un sistema filosófico.

Bajo esa premisa, siempre informaron al comienzo de sus obras que ellos no crearon nada. Dejan en claro que este conocimiento no les pertenece, excede su propia humanidad y constituye un legado para las generaciones futuras.

Pátañjali no es el creador ni el padre del Yôga, como tampoco es, ni podría serlo, el inventor de sus técnicas. Así lo indica Mircea Eliade en su libro "El Yôga, Inmortalidad y Libertad", refiriéndose a Pátañjali: “él mismo confiesa que no hace, en resumen, sino publicar las tradiciones doctrinarias y técnicas del Yôga. Prácticas y recetas que la India ya conocía desde tiempos inmemoriales”.

Por su parte, DeRose mantiene el mismo espíritu característico de los autores de la India: es cuidadoso en no atribuirse méritos que no le corresponden y explicita con claridad vehemente que él no ha creado nada. En su erudita obra "Tratado de Yôga: Yôga Shástra" y en sus exposiciones verbales, informa que su trabajo consistió únicamente en rescatar y sistematizar, sin alterar, ni modificar, ni agregar nada. Simplemente compiló y ordenó el Yôga existente hace cinco mil años.

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Ambas obras son fundamentales en la cronología de la historia del Yôga para comprender la genealogía de la antigua tradición. Sus esfuerzos por preservar este conocimiento, lucharon contra el desgaste del tiempo y el de las mezclas que hace siglos ponen en riesgo la identidad de esta filosofía ancestral.

En la actualidad, el Yôga Preclásico, denominado SwáSthya (autosuficiencia) después de la sistematización contemporánea, constituye el área técnica del Sistema DeRose, y ocupa menos de un 20 % de los contenidos en sus programas de estudio. Este contenido técnico es celosamente cuidado para que no sea víctima del consumismo ni del utilitarismo, preservando su condición de filosofía práctica para la evolución y el autoconocimiento.

El DeRose Method entiende al ser humano en función de su naturaleza como un ser social. Por lo tanto, enseña que debe desarrollarse como individuo, y en eso lo ayudan las técnicas que se le trasmiten en la sala de práctica. Paralelamente, aprenderá a administrar mejor sus emociones y a desarrollar buenas relaciones humanas, a fin de insertarse en la sociedad y participar activamente en la construcción de un mundo mejor.

No hay nada de nuevo, a no ser lo que fue olvidado.

- Rose Bertin -

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