Dentro de las muchas formas de violencia que se pueden ejercer en el mundo digital, se encuentran el body shaming y el slut shaming. Ninguna de ellas es nueva ni nació con Internet, de hecho ocurren desde siempre en espacios como el colegio, donde adolescentes usan las redes sociales como una herramienta para perpetuar el bullying y, muchas veces, fomentarlo.

Ambas prácticas afectan muchísimo más a mujeres que a hombres –sobre todo el slut shaming–, por lo que en esta nota nos referiremos a “ellas”. Sin embargo, ten presente que cualquiera puede ser víctima, sin importar género ni edad. Te contamos de qué tratan.

Opinar sobre otros cuerpos

Partamos por la base de que no está bien opinar sobre cuerpos ajenos, menos si esta opinión busca avergonzar o humillar a la otra persona, que es de lo que trata el body shaming (body = cuerpo y shaming = avergonzar, en inglés).

Esta práctica ha existido desde siempre, la diferencia hoy es que al replicarse en espacios como las redes sociales, estos comentarios permanecen y son visibles para muchas más personas, lo que lo vuelve aún más duro y hasta normalizado. Para las figuras públicas -sobre todo mujeres- que tienen miles de seguidores, el body shaming es algo muy frecuente.

Por otro lado, debes saber que las víctimas de esta conducta no solo son personas con cuerpos que no siguen los estereotipos de belleza, sino que todos y cualquier cuerpo puede llegar a ser atacado. Un ejemplo es el caso de la cantante Adele, quien bajó varios kilos y aún así en redes sociales muchos la criticaron.

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Enjuiciar por la apariencia

Otra forma de ciberacoso en la que las mujeres son apuntadas, enjuiciadas y catalogadas despectivamente por suposiciones sobre cómo viven su sexualidad, es el slut shaming. Esas suposiciones generalmente se basan en su forma de vestir, su apariencia o simplemente en rumores.

De acuerdo a un informe publicado en el 2011 por la Asociación Americana de Mujeres Universitarias (AAUW en sus siglas en inglés), el slut shaming es una de las formas de acoso más común a la que se enfrentan estudiantes no solo de high school, sino también de middle school –es decir, de entre 6º básico y 4º medio–.

Internet es una extensión de la vida pública, por lo que si a tu hija la molestan en su colegio, seguramente esto se extenderá hasta sus redes sociales y se incrementará. Recuerda que allí el alcance y la instantaneidad de la difusión son características que pueden jugar en contra.

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¿Cómo evitar que mi hija sea víctima?

Ok, no te puedes hacer cargo de los comentarios que otros hacen, pero sí puedes lograr que a tu hija no le afecten.

Tú debes ser el/la primero/a en aceptar el cuerpo de tu hija (¡y el de los demás!). No lo critiques ni menos la avergüences frente a otros. También evita comentar y sobre todo criticar otros cuerpos, incluso el tuyo.

Enséñale que el cuerpo perfecto no existe, repítelo como un mantra.

¿Conoces el body neutrality? Lean juntos/as sobre este movimiento –que nos gusta más que el body positive– en el que se promueve la aceptación del cuerpo como lo que es: un cuerpo, sin juicios y sin la necesidad de amarlo ni odiarlo.

Explícale que lo importante no es seguir cánones de belleza, sino cánones de salud.

El body shaming puede afectar fuertemente el autoestima de un niño o niña, llevándole a la no aceptación, el autodesprecio e incluso depresión, así que pon atención en cómo se refiere a su cuerpo y en las conversaciones que tiene con sus amigos y amigas, especialmente en la pubertad y adolescencia.

Intenta no emitir juicios de valor respecto a la manera en que se expresa, viste o maquilla. La adolescencia es una etapa importante a la hora de desarrollar la identidad, por lo que es normal que prueben estilos e intenten destacar.

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Fomenta el amor propio y la seguridad personal, además de inculcarle valores como la tolerancia y el respeto.

Muéstrale la importancia de cuidar su privacidad y aprender a poner límites y a que estos sean respetados.

Por último, es importante también generar conciencia en la comunidad. Estas conductas a veces están normalizadas, por lo que que todos y todas en el colegio sepan lo que es, ayudará a que se le reconozca efectivamente como una forma de intimidación, con lo que la gente podría evitarlo.