Bien es sabido que alcanzar la cima de las cumbres más altas siempre ha sido un desafío para el ser humano. Los alpinistas de todo el mundo se empeñan en probar sus límites y se exigen el máximo, con el objetivo de acercarse al cielo y ver cumplidos sus sueños. Hablando de récords de altura, La Rinconada en Perú sustenta el título del centro poblado más elevado de la Tierra, estando situado en la increíble marca de 5100 metros sobre el nivel del mar.

A la sombra del glaciar “Bella Durmiente”, esta urbe de la región de Puno se halla a los pies del pico andino “Nevado Ananea Grande”, de 5,808 metros, registra una temperatura media anual de 1.3°C, muy poco por encima del grado de congelación, y presenta una precipitación media anual de 707 milímetros. Es el hogar de más de 60,000 personas, cifra que ha crecido cuantiosamente desde el inicio del siglo XXI debido al incremento del precio del oro, cuya extracción conforma el principal soporte económico de la ciudad.

Dicha ubicación no es simplemente un dato singular sino que constituye un verdadero reto para sus ciudadanos, ya que deben adaptarse a un escenario extremo donde solo los más fuertes pueden sobrevivir. Un viaje de varios días a través de un camino precario de hierba, rocas, tierra gris e incluso hielo nos conduce a nuestra meta.

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El mal de altura se deja sentir aproximadamente a partir de los 3000 metros, especialmente para los pocos forasteros que se atrevan a acometer este trayecto. Las gélidas temperaturas son otro de los obvios inconvenientes para estancias duraderas. Sin embargo, el reseñable número de residentes avalan que acomodarse a este hostil medio es posible.

La situación financiera de la localidad se centra en este metal precioso dorado. Los mineros no reciben un salario corriente, sino que meramente tienen el derecho de mantener en su posesión cualquier fragmento que encuentren en los últimos días del mes (generalmente 1 o 2 días), sistema conocido como cachorreo.

Desde mi punto de vista, es un método de pago muy similar a la esclavitud. Realizan la inmersión en galerías de más de un kilómetro donde el oxígeno brilla por su ausencia y el nivel de humedad es tal que cala hasta los huesos. Es un ambiente durísimo, aún más sin saber si obtendrás ganancias a final de mes.

Desgraciadamente, las injusticias no terminan aquí. Las mujeres tienen prohibido entrar en los túneles, ya que existe la creencia de que traen mala suerte. Por ello, buscan fortuna como “pallaqueras”, término que hace referencia al trabajo de búsqueda de diminutas pepitas en la ladera de la montaña en piedras que ya han sido previamente desechadas.

Las severas condiciones climatológicas y la dureza de la labor de excavación no son las únicas realidades a las que sus habitantes se enfrentan. No disponen de agua corriente, calefacción en sus casas y sistema de alcantarillado y de eliminación de residuos, a la vez que malviven en un entorno constante de robos, tiroteos, alcoholismo e incluso trata de blancas.

Las calles muestran un aspecto terrible; una mezcla de nieve, agua sucia y desechos inunda el terreno. La contaminación producida por la basura y los gases mineros generan un alto riesgo de enfermedades y envenenamientos a causa del mercurio, cianuro y la falta de oxígeno.

Es cierto que La Rinconada es un lugar que, en la actualidad, exhibe un contexto pésimo para la vida. Pero la azotea del globo simboliza una imagen triunfal de la capacidad, en este caso por necesidad de adaptación al medio y del poder de la mente del ser humano.

“No olvides que siempre hay una oportunidad para hacer las cosas mejor”