Escondida en la Maemma Toscana, región repleta de bosques, viñedos y casas de campiña que la han reportado una merecida fama, se halla una de joyas naturales más asombrosas del centro de Italia. Las Termas de Saturnia es un enclave ideal para viajeros que ansían un turismo de bienestar y salud.

Esta maravilla se encuentra en la provincia de Grosseto, a unas 2 horas al sur de la ciudad de Siena. Justo antes de llegar al pueblo de Saturnia observaremos indicaciones hacia el balneario. Tras aparcar nuestro vehículo y bajar unos 100 metros, pronto veremos un antiguo molino y las famosas Cascadas de Gorello, señal inequívoca de que hemos alcanzado nuestro anhelado destino.

Quizás su mayor belleza radica en su singularidad. Las termas disponen unas terrazas blancas escalonadas que forman pequeñas caídas de agua en la roca calcárea, recordando por momentos a las terrazas de arroz de las tierras altas del norte de Vietnam, las cuales están presididas por una pequeña cascada de 4 metros que dota de vida al entorno.

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La composición acuosa incluye azufre, sulfato, carbono y bicarbonato alcalino, que aunque produce un extraño y desagradable olor, goza de propiedades que convierten este medio no solo en un paraje digno de admirar y disfrutar sino también en un lugar apropiado para cuidar de la salud. Dichos poderes terapéuticos beneficiosos ya fueron vislumbrados por los etruscos y posteriormente por los romanos. De hecho, sus virtudes son especialmente propicias para tratar la artritis, los problemas respiratorios, los dolores articulares, las quemaduras y condiciones específicas de la piel.

Pero no siempre fueron vistas con buenos ojos. Según cuenta la leyenda, durante un enfrentamiento entre Saturno y Júpiter, éste lanzó un puñado de rayos los cuales impactaron contra el Monte Amiata y dejaron cicatrices en la tierra, contribuyendo a que emanara agua sulfúrea y humeante. Durante la Edad Media, se creía que el mismísimo demonio usaba este emplazamiento para acceder desde el infierno, por lo que obviamente no fue un lugar popular durante un largo periodo de tiempo.

El caudal vertido y la temperatura de 37,5°C son afortunadamente constantes durante todo el año, por lo que no existe una fecha precisa en la cual agendar tu visita. Debes tener en cuenta que las termas no son explotadas desde un punto de vista turístico, como pasa en otros baños naturales de la región. Las de Saturnia están abiertas al público sin la necesidad de pagar una entrada, si bien no están dotadas de instalaciones como iluminación, bares o restaurantes donde comer tras unas horas de relajación.

Por ello, desplazarte hasta aquí en verano conlleva una alta probabilidad de que encuentres un elevado número de visitantes. Aquellos valientes que se acerquen en invierno disfrutarán de una sensación de tranquilidad y silencio difícil de explicar, a la vez que gozarán de un cambio espectacular entre las bajas temperaturas externas y el calor de las aguas.

Primavera y otoño son también grandes épocas para fijar tu viaje, gracias a las suaves temperaturas y a la diversa gama de colores que pintan el paisaje de una forma muy especial.

Como recomendación final, no olvides que el azufre ennegrece las joyas, especialmente si se trata de plata, por lo que lo mejor será dejar bien guardados tus complementos en casa el día de la visita.

"Il buon giorno si vede dal mattino".

-Proverbio italiano-