Las Dolomitas son una elegante y vertiginosa cordillera que se extiende por cinco provincias y tres regiones del norte de Italia. Multitud de cumbres que superan los 3000 metros, valles cubiertos de mantos verdes, pueblos sacados de un cuento y una variopinta flora y fauna conforman un conjunto armonioso capaz de hipnotizar a cualquier viajero.

Entre sus innumerables recursos naturales hoy nos enfocamos en uno de los cuerpos de agua más singulares del planeta. El Lago de Tovel o como se le conoce popularmente el ‘Lago di Rosso’, está ubicado concretamente a 1 hora de la señorial ciudad de Trento y dentro del Parque Natural Adamello-Brenta.

El entorno de este lago de origen glaciar es un destino de visita obligada para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad. Su kilómetro de largo y sus 500 metros de ancho presentan aguas de color azul verdosa y vistas incomparables, lo que ha llevado a la población local a denominarlo el Caribe del país transalpino. Un hábitat repleto de abetos y pinos se refleja en el oculto lago, simulando un bosque paralelo bajo sus frías aguas.

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El atractivo más llamativo del lago era exclusivo del final de la primavera y la temporada de verano, época cuando sus aguas se teñían de un rojo intenso. El peculiar fenómeno se debía al alga microscópica Tovellia Sanguínea, que en combinación con la subida de las temperaturas producía este impresionante y maravilloso efecto cromático. Desgraciadamente el espectáculo dejó de suceder en el año 1964, cuando la planta cesó de expulsar el elemento que pintaba el agua de color cobrizo.

Todo lugar recóndito está envuelto de leyendas y mitos, y por supuesto éste no podía ser menos. Se dice que la bella princesa Tresenga del reino de Ragoli fue pretendida por multitud de nobles y caballeros de diferentes regiones, pero ninguno parecía alcanzar sus expectativas.

El rey Lavinto de Tuenno también fue uno de sus posibles pretendientes, pero la respuesta fue la misma que en anteriores ocasiones. Lavinto entró en cólera y decidió conquistarla a la fuerza. Acudió acompañado de su ejército, pero la princesa tampoco entonces cambió su parecer, por lo que se desencadenó una brutal lucha.

Los ciudadanos de Ragoli eran sustancialmente inferiores en número, pero lucharon sin pensarlo hasta su derrota final. Durante el combate Tresenga fue fatalmente herida y su sangre se derramó en el agua, motivo por el que brotaba cada año para no olvidar el coraje de los habitantes de su valiente pueblo.

Dicha historia de ficción aporta aún más fuerza a un ecosistema que realmente no lo necesita, pues el panorama que lo envuelve es sencillamente extraordinario. A nada menos que 1178 metros de altitud, recorrer su perímetro durante 2 horas, disfrutando de sus diminutas y coquetas playas y dejándose llevar por la naturaleza es una experiencia que no puede ser sólo contada.

“Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor”, Albert Einstein.