Aunque no todos los ven con buenos ojos, debemos aceptar todo tipo de cambio en nuestra vida. Pueden ser para bien o para mal, pero de ellos aprenderemos una gran cantidad de cosas. Recuerda que si el cambio y la vida van de la mano, si es algo inevitable, no debes resistirte. Si lo asumes, puedes elegir ser alguien nuevo cada día.

Consejos para aceptar los cambios en la vida

1. Huye de las batallas perdidas

El primer paso para afrontar con mejor predisposición los cambios es aceptar que nada podemos hacer para detenerlos. El filósofo griego Heráclito lo expresó en una imagen genial hace cientos de años: “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. Cuando alguien regresa a un mismo cauce, las aguas no son las mismas ni tampoco ese alguien es aquel que fue.

El cambio es inevitable e imparable. Todos los intentos de detenerlo, retrasarlo o anularlo son estériles. Es una pelea que debemos abandonar, pues está perdida. Tenemos que enfocarnos en cómo “surfear” la ola del cambio.

2. Inevitables y muy deseables

¿Puedes acaso imaginar una vida absolutamente monótona, eternamente igual y que fuera, aun así, deseable? Piénsalo... Aun en las mejores condiciones, no creo que puedas imaginar una existencia inmutable que no se volviera, pasado un cierto tiempo, abominable.

Así, el cambio no es solamente inevitable sino deseable. Es, quizá, lo que hace que nuestras vidas humanas no sean completamente vanas y se diferencien de la vida de un mosquito.

3. Los cambios que no detectas

Hace algún tiempo diferencié dos tipos de cambios. El primero, el “cambio en pendiente”, está conformado por aquellas pequeñas transformaciones que se producen de manera gradual y de forma imperceptible. El desgaste de las cosas, el crecimiento de los niños, el envejecimiento son procesos de “cambio en pendiente”.

Como ocurren de manera tan lenta e ininterrumpida, solo tomamos conciencia de ellos cuando algo (una fotografía, por ejemplo) nos confronta con el pasado.

4. Cuando el cambio es drástico

El cambio en escalón es aquel que se genera en un corto periodo de tiempo y de modo más o menos brusco. En estos casos tenemos plena conciencia de las modificaciones que se han producido en nuestra vida, pudiendo reconocer y diferenciar claramente un antes y un después. Los cambios en escalón ocurren a veces de manera programada y podemos preverlos. Pero otras veces nos pillan desprevenidos o, más dramáticamente, nos golpean.

Una mudanza, un nuevo trabajo, una muerte, un nacimiento o el contraer matrimonio son todos eventos que generan cambios en escalón. En estos casos lo mejor es dejarse fluir y atravesar la pendiente aceptando que así debe ser. ¡El tiempo todo lo asienta!

y a ti, ¿qué te parece? ¡Aceptemos los cambios de la vida y sigamos adelante!

Fuentes:

El Librero de Gutenberg

Mente Sana