La nostalgia no es sólo ese sentimiento de añorar cosas del pasado, de creer que un tiempo anterior fue mejor y que todo lo que nos queda es aferrarnos al recuerdo de lo que ya no es. No, la nostalgia es mucho más que eso, es un negocio que anualmente genera miles de millones de dólares alrededor del mundo.

Desde hace décadas la nostalgia se consagró como un arma para vender. No hace falta que vayas muy lejos, piensa en “Volver al futuro” y su recreación de los años cincuenta. La cinta se estrenó en los 80, década que hoy es un instrumento de mercadotecnia. Incluso se dice que los 80 fueron 10 años, pero que llevamos dos décadas intentando regresar a ella.

Recordar para comprar

La nostalgia se usa para afectar nuestras emociones e incitarnos a comprar más. Nos demuestran que pertenecemos a algo, sobre todo, pertenecemos a algo que muchos hoy no pueden, pues se trató de una época que ya fue, que vivimos de primera mano y que es nuestra por derecho. Sin embargo, la genialidad de la nostalgia (en los negocios) llega cuando logra hacer que incluso seamos nostálgicos por una época que no vivimos, por acontecimientos que sucedieron mucho antes de que naciéramos.

¿Cuántos no han visto con nostalgia a los Beatles bajar de ese avión en Estados Unidos? Seguramente tantos como los que hoy piensan en un mundo sin Internet, pero que realmente siempre han vivido rodeado de redes sociales y la supercarretera de la información.

La nostalgia es un sentimiento de pesadumbre ante la realidad, pero no es malo, por eso lo aprovechan tanto, nos vuelve vulnerables y sensibles ante un tema y por ello somos mucho más propensos a aceptar gastar dinero en objetos que nos acerquen, aunque sea momentáneamente y artificialmente, a ese momento.

Hoy incluso podemos ver que las marcas con una larga historia pueden producir objetos que sean nostálgicos para algunas personas. Pueden relanzar objetos que vendían hace tres, cuatro o cinco décadas y la gente lo aceptará con con gusto, hayan vivido en esa época o no.

Es imposible olvidar el pasado y no sentir nostalgia cuando vemos una serie, una playera o un objeto de colección que evoque ese sentimiento, pero también está en nosotros dejar de caer en un ciclo de consumo que sólo alimente ese sentimiento.

Inconscientemente esta práctica nos lleva a encerrarnos en una burbuja y nos convierte en personas intolerantes hacia la novedad, nos hace pensar que ya no hay nada nuevo que valga la pena y nos priva de la oportunidad de vivir el presente como realmente es.

Fuente:

Pyschology Today

CMC