Actualmente se producen en todo el mundo algo más de 400 millones de toneladas anuales de plástico. Si la tasa se mantiene, el uso del plástico podría llegar a multiplicarse por tres en 2060. La crisis del plástico está en todas partes, en la naturaleza e incluso en nuestros cuerpos.

Del 5 al 14 de agosto, en Ginebra, Suiza, 180 países del mundo se reúnen para lo que podría ser una de las decisiones ambientales más importantes del siglo: acordar un Tratado Global sobre Plásticos. Se trata de un proceso liderado por Naciones Unidas que busca establecer reglas comunes y obligatorias para acabar con la contaminación por plásticos en todo el planeta.

Este encuentro marca la sexta ronda de negociaciones desde que la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente adoptara la resolución 5/14 en marzo de 2022. Pero a diferencia de encuentros anteriores, esta sesión podría ser la definitiva, pero según la mayoría de los países negociadores y numerosas organizaciones de la sociedad civil, más importante que terminar un tratado pronto es lograr un acuerdo ambicioso, justo y vinculante.

“ Un tratado ambicioso sería uno que aborde realmente el problema desde el origen y proponga soluciones que vayan en concordancia con la magnitud del problema. Para eso necesitamos que incluya medidas de reducción globales vinculantes; que aborde el ciclo completo del plástico: producción, uso, y gestión de residuos; y que tenga medidas concretas para abordar los tóxicos que contienen los plasticos”, indicó María Esther Briz, del movimiento Break Free From Plastic en América Latina.

¿Qué se está negociando?

El tratado busca establecer medidas comunes para todos los países que logren hacer frente a la crisis de la contaminación por plásticos que enfrenta el mundo. Según el mandato inicial, el comité de negociación intergubernamental (INC) debe acordar un instrumento internacional jurídicamente vinculante que aborde el ciclo de vida completo de los plásticos.

Sin embargo, varios puntos del texto del tratado se han visto obstaculizados por fuertes tensiones geopolíticas donde países petroleros como Arabia Saudita, Rusia o Irán, buscan dejar fuera del tratado temas fundamentales como la reducción de la producción de plástico.

Por otro lado, países como Panamá, México, Chile y Colombia han sido clave en la defensa de un tratado ambicioso y con enfoque en derechos humanos y justicia ambiental. La región junto al bloque africano, han tenido un papel fundamental en empujar un tratado que realmente cumpla con el mandato inicial.

Se retoman las negociaciones del Tratado de plásticos en Ginebra, una oportunidad histórica para hacer frente a la contaminación por plásticos.
Se retoman las negociaciones del Tratado de plásticos en Ginebra, una oportunidad histórica para hacer frente a la contaminación por plásticos.

La voz de la sociedad civil

Desde las organizaciones de la sociedad civil como la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA), una alianza global de más de 1.000 miembros, que están siguiendo el proceso como observadores. Sus demandas son claras:

Un tratado que abarque todo el ciclo de vida del plástico, desde la extracción hasta su eliminación.

Limitar la producción global de plásticos, con normas obligatorias.

Regular las sustancias químicas que se usan en la fabricación de plásticos.

Evitar falsas soluciones como la incineración, el co-procesamiento en cementeras o la exportación de residuos plásticos a países que no tienen la capacidad de gestionarlos.

Garantizar una transición justa para las y los recicladores, quienes llevan décadas sosteniendo los sistemas de recuperación de residuos.