Aunque por muchas razones algunos afirmarían que estamos en una sociedad "avanzada" con respecto a otras épocas, lo cierto es que no es así del todo. Si bien la creatividad y la tecnología se han desarrollado rápidamente y con gran ingenio, en el plano social seguimos arrastrando problemáticas que ya deberían haber quedado obsoletas. Guerras, exclusión, violencia, y desigualdad son cuestiones que siguen reproduciéndose en formas más o menos solapadas. 

Una de esas desigualdades tan antiguas que aún mantenemos es la de género. Si bien en los últimos años ha comenzado a haber una mayor visibilización sobre las desigualdades que las mujeres de todo el mundo padecen cada día por su sola condición de mujer; ésta aún sigue siendo una materia pendiente; y lo es más en ciertos países que en otros. 

Estados Unidos es uno de esos casos que habría que revisar. Allí, de acuerdo a un informe publicado por el Consejo Sindical para el Avance de los Latinoamericanos, las mujeres latinas reciben 54% menos de ingresos que los hombres, por hacer el mismo trabajo. Esto quiere decir que, si quisieran alcanzar el mismo salario, deberían trabajar 44 días más que ellos.

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A la desigualdad de género, en este caso y como suele suceder, se suma además la social, que tiene que ver con que los latinos, así como los afroamericanos, reciben menor salario que un americano promedio. Muchas de ellas, al ser inmigrantes, y caer sobre ellas el peso de la estigmatización y la discriminación, tienen menores oportunidades y terminan ocupando los empleos menos pagos.

Sin embargo, aunque accedan a un puesto generencial, esto es así en todos los trabajos. Además, los que, por lo general, emplean a mujeres, como los de cuidado de salud, son, de por sí, menos pagos que otros.

“Si las mujeres alcanzan seguridad económica, esto les permitirá llevar una vida libre de violencia, tener más acceso a cuidados de salud para ellas y sus familias. Además, más oportunidades de liderazgo se presentan para las mujeres que gozan de seguridad económica”, señaló Marilyn Fizer March, directora ejecutiva de The Women’s Fund, en Miami-Dade.

Si las mujeres perciben menores salarios obtienen, por lo tanto, menores oportunidades; ellas, y también sus familias, ya que muchas de ellas son cabezas de hogar.

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Esto no solo sucede en Estados Unidos. En todo el mundo, las mujeres ganan menos que los hombres. Según la ONU, en la mayoría de los países, las mujeres en promedio ganan sólo entre el 60 y el 75% del salario de los hombres.

En esto tiene que ver distintos factores: que las mujeres se desempeñen como trabajadoras asalariadas y en trabajos familiares no remunerados; que tienen más probabilidades de dedicarse a actividades de baja productividad y a trabajar en el sector informal y con menores probabilidades de movilidad al sector formal que los hombres; a la noción que prevalece sobre la dependencia económica de las mujeres; y a la probabilidad de que se desenvuelvan en sectores no organizados y sin representación sindical.

Además, de acuerdo a cifras recogidas por OXFAM Internacional:

  • Se calcula que llevará 170 años que se emplee a mujeres y hombres en la misma proporción, se les paguen el mismo salario por el mismo trabajo, y tengan los mismos niveles de representación en puestos de dirección.
  • 155 países tienen al menos una ley que limita los derechos económicos de las mujeres en comparación a los de los hombres. Por ejemplo, en 18 países los maridos pueden impedir a sus mujeres que trabajen.
  • A nivel mundial, una de cada tres mujeres experimentará violencia física o sexual, probablemente a manos de su pareja, y, sin embargo, 46 países carecen de leyes contra la violencia doméstica.
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¿No crees que es hora de no existan más estas diferencias? Si queremos lograr un Desarrollo Sostenible, la sustentabilidad social tiene que estar contemplada. Y para eso, la dimensión de género debería abordarse para que los derechos de las mujeres del mundo no queden solo en los documentos y les garanticen una mejor calidad de vida.