Cierra los ojos por unos segundos e imagínate en un momento de tu vida en que realmente te sentiste en calma, en completo equilibrio. Quizás haya sido recostado en la arena de una playa, en un parque, con la persona que amas, o en cualquier otro sitio donde sentiste por dentro la sensación de que todo estaba bien, que no necesitabas nada más.

Pero día a día nos cuesta mucho encontrar ese estado. Vivimos tan acelerados que la calma pareciera ser algo muy lejano, o a la que solo buscamos en vacaciones.

La práctica del yoga y la meditación pueden ayudarte a encontrar la calma, como un estado de serenidad, en tu rutina diaria. "Calma" no quiere decir "Ausencia de problemas", sino que se refiere a ese estado de tranquilidad que se desarrolla de la mano, también, de la aceptación.

Estar en calma, además, noa ayuda a cuidar nuestra salud, a decidir mejor y a respetarnos, entendiendo que nada es tan "urgente" como siempre lo parece.

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En el budismo, la calma es fundamental. Requiere aquietar la mente, las emociones y los pensamientos que fluyen sin cesar, para evitar estados de confusión y/o agitación, y lograr la paz interna.

Este poema es una oda de Dalai Lama a la calma, y podrá ayudarte a recordar qué tan importante de verdad es:

"Se llama calma y me costó muchas tormentas.

Se llama calma y cuando desaparece, salgo otra vez a su búsqueda.

Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar.

Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar.

Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría.

Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar.

Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar.

Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar.

Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañía o el ruido del mar.

Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad.

Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar.

Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…"

Fuentes:

Rincon psicologia