Pese a que las leyendas sobre su origen se remontan al inicio de los tiempos, lo cierto es que aún hoy, nadie sabe cuándo se originó.

Esta vez, la batalla viral en las redes tiene como protagonista a un escueto vídeo de veintitrés segundos. En él, las manos de Valentina Bachkarova-Lord, una diseñadora de videojuegos canadiense, pelan una cabeza de ajo con envidiable sencillez. Solo introduce un pequeño cuchillo y extrae los dientes, limpios, uno a uno. ¿Truco o timo? ¿Cómo lo hace?

La pregunta, compartida por miles de cabezas pensantes en la red, ha provocado toda clase de opiniones.

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La mecánica se ha convertido en un hito viral, con más de 22 millones de reproducciones en un puñado de días y múltiples medios de comunicación que se animaron a probar si el truco funcionaba o no.

La clave reside en su simpleza. Coges un ajo, le clavas un cuchillo, sacas un diente. Y así hasta que hayas aniquilado la cabeza entera. Miles de años de conocimiento culinario palidecen ante la audacia de un vídeo como éste.

Pero, ¿funciona de verdad? Las imágenes de Bachkarova-Lord muestran un proceso elemental y muy rápido, sin trampa.

Pelar ajo

¿Cómo podrían nuestros antepasados haber obviado las infinitas ventajas de apuñalar ajos?

Ansiosos por responder la misma pregunta, los periodistas del New York Times Cooking han realizado un experimento y lo han publicado en su perfil de Instagram. El resultado ha sido decepcionante: el cocinero ha requerido de cuatro o cinco intentos para extraer un sólo diente sin destrozarlo en el camino.

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He aquí el problema: según narra otra periodista culinaria de The New Yorker, el truco tiene sus secretos, pues requiere de cierta maña. Se trata de algo inapreciable en el vídeo original, pero para extraer los ajos se deben cumplir las siguientes condiciones:

  • Que el ajo no sea fresco, y que la piel exterior se haya secado lo suficiente como para que no sujete los dientes con firmeza.
  • Que el cuchillo penetre exactamente en el punto donde la superficie curvada de los dientes se vence hacia el interior. Es decir, en el lateral.
  • Que mientras realizamos la tarea, nuestra mano izquierda (o derecha si eres zurdo) presione con delicadeza en el lateral del diente.

Solo así, y con un poco de práctica e intentos fallidos, la extracción comienza a ser fluida. Otros vídeos experimentales han demostrado la alta probabilidad de reventar el diente en el camino, dejándolo inservible, o de no pelarlo por completo.

Es decir, que funciona a veces, según cómo hayamos perfeccionado nuestra técnica y con cabezas de ajo en condiciones muy específicas. A priori, parece que no se trata realmente de un truco capaz de revolucionar el proceso de cocina tal y como lo concibieron nuestros antepasados. Muchos investigadores admiten haber perdido más tiempo tratando de afinar el dichoso truco que si hubieran optado por la vía tradicional.

Pues la web está repleta de otros trucos que resultan igual de sospechosos. Uno muy popular consiste en escachar el diente con anterioridad. Otro opta por colocar el diente en un bol metalizado, recubrirlo con otro idéntico y agitar.

Los dientes, en teoría, se despedazan uno a uno y aparecen pelados ante nuestros ojos. La imaginación del ser humano no conoce límites, en especial cuando hay algo que nos genera pereza.

Y para ti, ¿vale la pena tanta disputa? ¿Ya lo intentaste? ¡Déjanos tu comentario!

Fuentes:

Magnet

La Vanguardia