Esta bebida, propia de los pueblos del Cáucaso, se obtenía al fermentar leche vacuna con unos nódulos específicos. La primer diferencia que aparece entre ambos tipos de kéfir, es que los nódulos de kéfir de leche son diferentes a los del kéfir de agua, que se denominan tíbicos.

Los nódulos del kéfir de leche poseen un aspecto similar a las flores de coliflor. Su tamaño varía entre pocos milímetros y algunos centímetros de diámetro. En los nódulos se encuentran bacterias y levaduras responsables de generar la doble fermentación, ácido láctica y alcohólica.

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En aspecto, el kéfir de leche es como un yogur líquido, pero ambos tienen la virtud de restablecer la flora intestinal normal (microbiota), ideal para tener una buena digestión y asimilar los nutrientes ingeridos.

Por su parte, el kéfir del agua, como dijimos, se fermenta con tíbicos. La estructura de los mismos, en lugar de parecerse a flores de coliflor, no se agrupan, son transparentes o adoptan el color de la bebida en la que se los fermenta y tienen el tamaño de un grano de arroz. Al usar agua, se logra una bebida similar a una limonada gasificada.

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¿En qué se diferencian?

Una de las diferencias más importantes es que el kéfir de leche aporta nutrientes propios de la leche, por lo que normalmente no se ingiere más de uno o dos vasos por día. En cambio, el kéfir de agua permite tomar dosis más altas, 1 o 2 litros diarios con fines terapéuticos, que sería demasiado tratándose de un cultivo lácteo y proteico. Además, puede beberse en las comidas, facilita la digestión y sus azúcares pasan equilibradamente a la sangre.

En ambos casos, el kéfir es desintoxicante y antioxidante. Repone la flora intestinal y estimula el sistema inmunológico. Ayuda a bajar los niveles de colesterol, reduce la ansiedad y tiene efectos afrodisíacos.

Además, contribuye a aumentar los niveles de serotonina en sangre, neurotrasmisor que mejora el estado de ánimo y reduce los efectos del estrés. Por último, tiene propiedades antivirales, antifúngicas y antibióticas.

Ahora sí, ya no hay excusas para que incorpores el kéfir a tu dieta.

Y tú, ¿Prefieres el kéfir de agua o de leche?