La reciente tragedia en el concierto de Taylor Swift en Río de Janeiro, donde una fan falleció debido a las condiciones extremas de calor, destaca no solo la urgencia del cambio climático sino también las deficiencias en la adaptación a estos rápidos cambios ambientales en eventos masivos.

El trágico incidente ha reabierto el debate sobre la falta de preparación y respuesta a eventos climáticos extremos, a pesar de las crecientes advertencias de los científicos. La joven Ana Clara Benevides, de 23 años, colapsó en el estadio Nilton Santos en medio de una ola de calor récord en la ciudad carioca. Las temperaturas alcanzaron un máximo de 43,8 °C, exacerbadas por una humedad que elevó la sensación térmica a casi 60 °C.

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Este evento, parte de una primavera sudamericana inusualmente cálida y seca, es otro ejemplo de cómo el cambio climático está contribuyendo a condiciones meteorológicas extremas. Un estudio de World Weather Attribution encontró que el calentamiento global aumentó significativamente la probabilidad de la ola de calor de 10 días que azotó la región central de Brasil a fines de agosto y principios de septiembre.

Lo más preocupante es la aparente falta de un plan de acción efectivo en Brasil para hacer frente a temperaturas extremas. Paulo Artaxo, físico atmosférico brasileño y miembro del IPCC de las Naciones Unidas, señala que la falta de preparación es un problema global, y que los países están rezagados en la implementación de estrategias de adaptación para proteger a sus poblaciones.

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Relatos de los asistentes sugieren que los organizadores del evento no respondieron adecuadamente a las advertencias de calor extremo. Los precios abusivos del agua, la escasez de vendedores en el estadio y la falta de distribución de agua contribuyeron a una situación peligrosa. Además, la falta de asientos asignados y la aglomeración exacerbada por el calor extremo crearon un entorno propicio para emergencias de salud.

En medio de la tragedia, se destaca la rápida respuesta de Taylor Swift, quien detuvo el espectáculo en varias ocasiones para instar a los organizadores a distribuir agua. Esta intervención posiblemente evitó más víctimas, pero también plantea preguntas sobre la responsabilidad y preparación de los organizadores en situaciones de riesgo climático.

El caso de Brasil es lamentable pero refleja una tendencia global. Incidentes similares han ocurrido este año en otros eventos masivos, como el concierto de Ed Sheeran en Pittsburgh, donde el calor extremo llevó a hospitalizaciones. Expertos en seguridad de multitudes insisten en la importancia de evaluaciones de riesgo climático y la implementación de medidas prácticas para mitigar estos riesgos, pero estas recomendaciones parecen pasar desapercibidas.

Fuente: Yahoo Noticias.