Hope es un pequeño niño nigeriano que, como sucede con muchos otros de su país, estaba desnutrido y en malas condiciones de salud.

Pasó aproximadamente 8 meses mendigando por las calles de la comunidad a la que pertenecía, y podría haber continuado toda su vida de esa manera si no se hubiera encontrado con Anja Ringgren Loven.

Anja es una voluntaria danesa que unos años atrás vendió todo lo que tenía en Dinamarca para mudarse a África y entregarse por completo a la tarea de ayudar a los niños de ese continente. Fundó la organización African Children´s Aid Education and Development Foundation y desde allí  trabaja para revertir la situación de marginación social que viven muchos pequeños.

Pero algunos casos le interesaban a Anja en particular. La mayor parte de los niños que sufren de desnutrición en Nigeria viven en condiciones de extrema pobreza. Sus familias no tienen dinero, y no encuentran otras maneras alternativas de subsistencia. Sin embargo, otros casos son diferentes: en comunidades con culturas muy arraigadas, algunos niños son abandonados por motivos religiosos como, por ejemplo, por la creencia de que son brujos.

Así era el caso de Hope. Cuando Anja se encontró con él en las calles de Nigeria, hacía meses que él había sido abandonado porque en su comunidad lo consideraban brujo, y la desnutrición y los parásitos lo habían arrojado al borde de la muerte.

Muchas personas se impresionaban de solo verlo. Pero Anja mantuvo la calma. Su primer gesto fue darle agua con una botella, y esa acción quedó inmortalizada en una fotografía que rápidamente se hizo viral en las redes sociales y recorrió el mundo.

La historia del "niño brujo" que estaba al borde de la muerte conmocionó a muchas personas en todo el planeta, y sirvió para difundir el trabajo de Anja y crear conciencia. Ella sabía que Hope, como decidió llamarlo, no era el único;"miles de niños acusados de brujería son torturados, asesinados y amenazados en África", contó en una entrevista.

Desde su ONG, la activista pidió ayuda para Hope, y solo dos días después recibió un millón de dólares en donaciones de todas partes del mundo.

En los dos meses que han pasado desde ese momento, Hope, que al principio estuvo en el hospital, recibiendo transfusiones diarias, tratamiento para los parásitos y una alimentación especial para recuperar peso, ha hecho muchos progresos.

Desde el principio, Anja subió las noticias a su página web, para compartirla con aquellas personas que desde el comienzo se interesaron y quisieron ayudar.

Hoy, Hope vuelve a sonreír, está estable y podrá tener una infancia mejor, siendo amado y cuidado como todo niño merece. 

Sin embargo, aun muchos pequeños de todo el mundo viven situaciones terribles como la suya, tanto a causa de motivos similares, como de la pobreza.

Las sonrisas que hoy Hope nos regala deben ser un mensaje de amor y esperanza, que nos recuerden cuánto puede cambiar la vida de una persona cuando recibe cariño, cuidados y amor.