La novela del aclamado Stephen King, publicada en 1987, cumple más de tres décadas en el mundo editorial. Misery es un relato de terror que cuenta la experiencia de un escritor famoso, Paul Sheldon, quien es rescatado y a la vez secuestrado por su fan número uno. No es casualidad que lleve 261 ediciones vendidas en distintos países y por eso analizamos ocho razones sobre su éxito.

Stephen King sabe hacer sufrir a los lectores. No es un novato sino que es muy talentoso en eso. Desde el inicio no sabemos qué le deparará a Paul Sheldon, cómo llegó a esa casa y si la señora Wilkes realmente quiere salvarle la vida o arruinarla. Y cuando ya creímos que el pobre protagonista había sufrido los peores castigos, King renueva la apuesta y nos demuestra por qué es un licenciado en terror.

También te puede interesar: The Morning Show: Descubre cómo Jennifer Aniston retrata un vínculo tóxico con el trabajo


Construir un villano que no tenga actitudes esperables y repetitivas es un gran logro. En esta historia Annie tiene momentos de dulzura y admiración, luego se enfurece y es dominada por la crueldad, y al minuto siguiente ya desapareció de la casa y dejó a Paul abandonado. Todo esto hace que cada aparición de la particular fanática de Sheldon sea una sorpresa y una incógnita, donde no sabemos si le espera un abrazo afectuoso o las amenazas con un hacha.


En una de sus discusiones sobre el libro que Annie obliga a escribir a Paul, debaten sobre dos temas interesantes: los cliffhangers y el recurso del deus ex machina. El primero consiste en llegar a un momento de alto tensión al final del capítulo para que el lector no pueda evitar seguir leyendo. Sobre este punto Paul explica que es casi imposible en un libro terminar cada capítulo en cliffhanger, sería un exceso.

También te puede interesar: Aniversario 20° de las películas de Harry Potter: ¿Qué es de la vida de sus protagonistas?

Y el segundo implica una solución muy sencilla y casi caída del cielo cuando un personaje se encuentra en un aprieto imposible. También Paul reflexiona sobre la escritura de sus otros libros y cuando precisa una idea verosímil y en coherencia con los personajes, no puede cambiar las reglas de juego para resolver sus conflictos en la trama. Tiene que ser “limpio”, como Annie lo llama.

Un recurso para aplicar dinamismo a cualquier narración es el movimiento y cambio de lugares. No es sencillo mantener la atención e interés si los personajes no se mueven de donde están, y King lo logra satisfactoriamente gracias a varias alternativas que aplica: viajamos a los pensamientos de Paul Sheldon, luego a la reconstrucción de lo que fue el día del accidente y a sus curiosos sueños causados por las drogas y calmantes que consume.

No muchos saben que en realidad Conan Doyle detestaba escribir policiales y quería dedicarse a géneros más históricos. Tan cansado estaba de su reconocido personaje de Sherlock Holmes que decidió matarlo en uno de los libros, y fueron sus fanáticos quienes aparecieron en su hogar con amenazas y gritos y lo obligaron a resucitarlo. Esa vivencia no es muy diferente a la historia entre Paul y Annie con los libros de Misery, y de hecho hasta es mencionado el ejemplo del detective en el libro.


Para quienes se impresionan fácil, Stephen King pensó la forma de escribir su novela en la cual las peores escenas están hacia el final, por lo que ya el lector está atrapado en la historia y no va a abandonarla por más que tenga que leer barbaridades. El terror empieza a inundar la historia poco a poco, gota a gota… hasta que se desata la tormenta.

Las conversaciones entre Paul y Annie en su mayoría son bastante cómicas. Él intenta ser serio la mayor parte del tiempo pero no faltan las respuestas sarcásticas o los pensamientos elocuentes y graciosos de él en medio de sus charlas. Sirve como alivio de tensión; si bien está en peligro constante, al menos encuentra el humor hasta en esa situación desesperante.

Años después de publicar Misery, en 1999 Stephen King tuvo un accidente mientras caminaba por la ruta cercana a su casa y fue atropellado por una camioneta. Sufrió fracturas en una de sus piernas —al igual que su personaje Paul Sheldon quien además tenía lastimada la rodilla— y golpes en la cabeza. Afortunadamente, King sí fue trasladado a un hospital y no se cruzó con ninguna Annie Wilkes.