Entender los patrones de la naturaleza es un gran primer paso para desarrollar nuestra inteligencia ecológica y con esto nuestra capacidad para desarrollarnos sustentablemente.

Un fractal es un objeto geométrico cuya estructura básica, fragmentada o aparentemente irregular, se repite a diferentes escalas. La naturaleza está repleta de fractales, formas que se repiten. A ello se le llama geometría sagrada.

El Centro de Eco-Alfabetización creado por Michael Stone en California, Estados Unidos, se ha dedicado hace algunos años a investigar la geometría sagrada, y ha encontrado seis patrones que se consideran los más importantes. 

Cada uno de los patrones se encuentra doblemente presente en la naturaleza: por un lado representan las formas geométricas presentes en los organismos vivos, y por otro las formas que la vida adopta. Parece complejo, pero es fácil de comprender cuando conoces los patrones.

Hoy en día, en el mundo hiperconectado y lleno de distracciones en el que vivimos, conectarnos con esa tecnología pura, sencilla y a la vez mágica de la naturaleza es clave para entablar una relación sana con el mundo que nos rodea.

Los seis patrones geométricos más presentes en la naturaleza

1. La red

Todos los seres vivos en un ecosistema están interconectados entre sí en una red relacional y dependen de ésta para vivir. Por ejemplo, las abejas dependen del polen y el néctar de las flores para alimentarse. Por otro lado, las flores dependen de las abejas para la polinización. Por lo tanto son interdependientes, son sistemas simbióticos.

2. El nido

La naturaleza está compuesta por sistemas que están colocados en forma de nido dentro de otros sistemas. Cada sistema en un todo individual y al mismo tiempo parte de un sistema mucho más grande. Los cambios generados en un sistema pueden afectar sistemas más chicos incluidos en el mismo, así como cambios en sistemas más grandes afectarán al sistema en cuestión. Ejemplo, algunas células están situadas dentro de nuestro pulmón, que a su vez está situado dentro de nuestro cuerpo, que a su vez está situado en el ecosistema en donde vivimos.

Un cambio en la composición del aire que respiramos va a modificar el comportamiento de las células de los pulmones, que a su vez afectarán el funcionamiento total del organismo. Algunos de estos cambios son muy sutiles, pero otros pueden tener consecuencias gravísimas para el correcto funcionamiento del sistema.

3. Los ciclos

Los procesos de la naturaleza funcionan en ciclos. Seguramente conoces algunos, por ejemplo, el ciclo del agua. El agua existe en la Tierra en tres estados: sólido (hielo, nieve), líquido y gas (vapor de agua). El agua de la superficie se evapora, el agua de las nubes precipita, la lluvia se filtra por la tierra, etc. Sin embargo, la cantidad total de agua en el planeta no cambia. También puedes pensar en el ciclo menstrual femenino. Casi todo en la naturaleza funciona de forma cíclica, la vida es un ciclo en sí.

4. El fluir

Todos los organismos necesitan que fluya energía constantemente a través suyo para vivir. La energía emitida por el sol hacia la Tierra es el sustento de la vida y conduce la mayoría de los ciclos ecológicos. Así, en un primer momento los productores primarios (por ejemplo, el pasto) absorben la energía del sol; luego, un consumidor primario (por ejemplo, una oveja) se alimenta del pasto; más adelante, un consumidor secundario se alimenta de la oveja (por ejemplo, un lobo); con el correr del tiempo; el lobo morirá y se descompondrá por la acción de pequeños organismos que están en los suelos (por ejemplo, las bacterias); y finalmente, la energía vuelve a los productores primarios.

5. Los desarrollos

Toda la vida – desde un organismo individual, a una especie, hasta todo un ecosistema – cambia a través del tiempo. Un organismo aprende y se desarrolla, las especies se adaptan y evolucionan, y los organismos en un ecosistema co-evolucionan. Un ejemplo de desarrollo es la evolución del ser humano desde el mono hasta el homo sapiens sapiens. Un ejemplo de co-evolución es en Estados Unidos, con los picaflores y la madreselva (una planta con una flor particular). Estos se desarrollaron a través del tiempo de tal forma que se benefician mutuamente. El color del picaflor y su porte esbelto coinciden con los colores y las formas de la flor de la madreselva.

6. El balance dinámico

Las comunidades ecológicas continuamente utilizan procesos de retroalimentación para mantener el balance del ecosistema. En el corto plazo hay constante fluctuación, pero en el largo plazo se termina balanceando. Por ejemplo, las vaquitas de San Antonio comen áfidos (un insecto pequeñísimo comúnmente conocido como pulgones). Cuando la población de áfidos disminuye, algunas vaquitas de San Antonio mueren; lo que permite a la población de áfidos volver a crecer y luego a la de vaquitas de San Antonio volver a crecer. La población de cada especie individual está en constante fluctuación, sube y baja, pero mantienen un balance dinámico para prosperar juntos.

El funcionamiento de la naturaleza es maravilloso de por sí. Pero, como dijimos antes, lo más curioso de estas formas abstractas, que representan las formas de la vida, pueden encontrarse como formas geométricas en la naturaleza. Desde un embrión hasta una galaxia, la geometría sagrada lo abarca todo.

Si te interesa el tema, puedes ver más en el siguiente documental. Es un cortometraje inspirado en números, geometría sagrada, proporción aurea y la naturaleza.

Fue realizado por Cristóbal Vila y dedicado a su madre, y es una hermosa obra digna de ver y disfrutar.