El estudio Roosegaarde, que tiene sede en los Países Bajos, diseñó una torre que purifica el aire de las ciudades, y logró construirla a partir de una iniciativa de crowdfunding, con la que logró recaudar el doble del dinero que se necesitaba. Cada torre cuesta 50 mil Euros.

La torre tiene siete metros de altura y funciona con una caldera de agua en su techo que recoge hasta 30 mil metros cúbicos de aire contaminado, lo filtra en su interior y lo libera por los laterales de la torre. Las personas que se encuentran cerca pueden disfrutar de un aire 75% más limpio que el que hay normalmente en la ciudad.

Ésta es una buena noticia porque las personas que viven en Rotterdam, cerca de la torre construida, ahora tendrán una mejor calidad de vida y respirarán un aire más saludable. 

Sin embargo, debemos preguntarnos por qué la humanidad ha llegado a un punto en el que deben gastarse 50 mil euros en una torre descontaminante, si los árboles harían lo mismo sin ningún costo.

La contaminación actual que sufrimos en todo el mundo se debe en gran parte a los gases que se emiten desde las ciudades, el campo y las fábricas (principalmente dióxido de carbono), y a que estas emisiones no llegan a ser contrarrestadas por los árboles existentes, por una parte porque son demasiadas, y además, porque los árboles cada vez son menos. 

La deforestación es una de las más preocupantes amenazas de nuestra era. En América Latina, por ejemplo, el mapa de la deforestación coincide con el mapa de las inundaciones, demostrando el graves y visible que resulta el impacto de la pérdida bosques y árboles. 

En las ciudades, revertir la contaminación no es tan simple como plantar de nuevo los árboles que se han eliminado. En grandes ciudades en las cuales bajo la tierra hay instaladas cañerías o hasta túneles por los que se desplazan los medios de transporte, no hay muchas veces espacios en los que los árboles puedan crecer sin dañar la infraestructura con sus raíces.

Algunas de las ciudades del mundo más contaminadas son Beijing, en China, y Bombay, en India, por eso el próximo objetivo del Estudio Roosegaarde es llevar la construcción a ellas, para aliviar el padecimiento de su población, que en la última década ha vivido episodios críticos por la mala calidad del aire.

En Beijing, es normal ver ciudadanos y turistas con barbijos para protegerse del smog, y algunos deportes deben realizarse en domos especiales protegidos, porque sería peligroso realizar esfuerzo físico con tan poco oxígeno en el aire.

La torre descontaminante puede ser una ayuda o alternativa en estas situaciones de contaminación extrema a las que se ha llegado en las grandes ciudades, y que afectan incluso a quienes no viven en ellas. 

Pero es necesario tomar conciencia: si hemos llegado a un punto en el que es necesario crear artificialmente una torre de miles de euros para hacer algo que los árboles hacían desde el comienzo de la historia, es evidente que las personas tenemos que revisar de forma urgente nuestras acciones y modificarlas, antes de que el planeta entero se vuelva inhabitable. 

Hace poco tiempo, mandatarios de todo el mundo se comprometieron a reducir las emisiones de dióxido de carbono en la COP21 en París. Sin embargo, más allá de palabras, hacen falta acciones de manera urgente. Todos podemos comenzar incorporando hábitos sustentables en el hogar, pero es necesario el compromiso de gobiernos y grandes empresas, que son quienes tienen en sus manos el poder de reducir la contaminación de manera significativa. 

En el siguiente video, puedes ver cómo funciona la torre descontaminante: