María José Paiz (21), más conocida como Majo, nació un 6 de enero. “Mi madre dice que soy su regalito de los Reyes Magos”, cuenta. Tiene síndrome de Down, y lejos de haberla frenado, esto ha sido su impulso para lograr, entre muchas cosas, llegar a la ONU.

Todo empezó con su diario íntimo. Le gustaba escribir lo que le pasaba, lo que sentía, hasta que un día le dijo a su madre, su impulsora de sueños, que quería dar consejos. Así fue como se pusieron en contacto con el diario La Prensa, donde le ofrecieron tener su propio video blog. Entonces nació Según Majo, un espacio donde ella podía hablar, dar consejos y reflexionar; siempre mostrando su manera auténtica de ver la vida. Y fue tal la respuesta positiva del público, que su popularidad creció rápidamente.

Actualmente, está cursando su último año de Comunicación Audiovisual. “Lograr mi diploma era una celebración de mi esfuerzo y perseverancia”, cuenta orgullosa en relación a su graduación del colegio. Y aunque ha vivido momentos difíciles, donde ha tenido que esforzarse y fortalecerse frente a quienes la han subestimado, su alegría y su simpatía se mantienen intactas.

Tiene su propio canal de YouTube donde continúa con el blog semanal y ha sido invitada a participar como ponente en congresos internacionales. Además, tiene papeles protagónicos en obras de teatro, ha presentado un documental en las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, y recibió un premio en el festival Awladna (Egipto) como actriz e influencer social. Si de límites hablamos, ella los desconoce.

Según Majo, a ella la define su actitud positiva y su energía, su capacidad de soñar, su perseverancia. “Sé que puedo construir mi camino con pasos grandes o pequeños, pero siempre voy hacia adelante”, señalla. En esto, cuenta con una madre de hierro, que la sigue y alienta en todo lo que se propone en la vida. Su exigencia maternal y el apoyo incondicional la han mantenido siempre en constante movimiento. “Toda mi familia me ha dicho siempre que los límites enseñan, pero no detienen”, cuenta.


El teatro es otra parte crucial en su vida. En 2014, la eligieron para hacer un protagónico, y hoy ya cuenta con dos obras más en su repertorio. “Me permite expresar emociones, me ayuda a superar miedos, me impulsa a seguir adelante. En el teatro no hay etiquetas, todos nos apoyamos y nos ayudamos a ser mejores, una inclusión verdadera”, reflexiona.

Ese es el mensaje que intenta transmitir: eliminar las etiquetas con las que muchos deben enfrentarse a diario y visibilizar todas las capacidades que se esconden detrás de esos rótulos. “Quiero romper paradigmas y mitos que todavía limitan a muchas personas. Los estereotipos existen, pero nadie es 100% definido, todos tenemos imperfecciones y variantes, y eso nos hace perfectos”, sentencia.

Su lista de objetivos es infinita: graduarse, casarse (está felizmente de novia), independizarse, trabajar, actuar (hay una obra en camino), hacer su canal en inglés, aprender a manejar... Y pues “de eso se trata, ¿no? Siempre tenemos que tener sueños y metas por cumplir”, concluye la joven inspiradora.