Ser familia de acogida para niños y niñas puede traer consigo una serie de beneficios tanto para los niños acogidos como para los miembros de la familia que los reciben. Aunque las dudas, los miedos y las expectativas son inevitables.

Hermanos y hermanas acogedoras

Cuando en casa se plantea la idea de convertirse en familia de acogida, son muchas las preguntas, incertidumbres y dudas que acechan a todas las personas del núcleo familiar. Por ello, es indispensable la ayuda de todo el equipo de profesionales que acompañan a estas familias en todo el proceso.

“Al principio antes de meterte en el acogimiento, piensas que vas a tener un extraño en tu casa y eso es lo que más te preocupa. No sabes cómo va a ser, cómo te vas a llevar con esa persona o si te sentirás extraña».

«Esos miedos se han disipado totalmente. Cuando entra en tu casa ya te das cuenta que le has cogido cariño durante el proceso”.

“Me preocupaba cómo se iba a vivir el día a día, si habría que compartir o no, si iba a tener que problemas con esa persona y si esa persona iba a aceptar que yo fuese ciego. Ahora, lo que más me preocupa realmente son sus problemas, esa mochila que lleva de problemas, y le ayudamos desde lo que ya sabemos, desde lo que nosotros hemos pasado”.

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Impacto positivo en la vida de los niños y niñas

El principal beneficio para ambas partes es el impacto positivo en la vida de los niños y niñas. Proporciona un ambiente seguro, estable y amoroso que marca una gran diferencia en su desarrollo emocional, social y académico.

Además, ser una familia de acogida ayuda a desarrollar habilidades como la paciencia, la comunicación efectiva y la capacidad de adaptación a diversas situaciones. La nueva energía, perspectivas y experiencias que adquieren todas las personas involucradas es de gran valor y promueven la empatía y el entendimiento. Y claro está, brinda la oportunidad de aprender sobre diferentes culturas, trasfondos familiares y necesidades puntuales de los niños y niñas.

«Una vez desarrollas vínculos, te das cuenta de que no es tan complejo como esperabas. Puede haber dificultades, pero todo lo bueno supera lo malo.»

Muchas familias encuentran un profundo sentido de satisfacción al saber que están marcando una diferencia positiva en la vida de un niño o niña con necesidades especiales, brindándoles el hogar seguro y amoroso que tanto bien hace en sus vidas.

Oportunidad para la infancia

Los niños, niñas y adolescentes que están bajo la tutela de la Administración se encuentran viviendo en un centro de protección. En muchos casos son grupos de hermanos o niños y niñas que tienen necesidades especiales como problemas de salud o dificultades emocionales. Por ello es importante estar junto a ellos y ellas.

Cuidar, proteger y permanecer a su lado mientras lo necesiten. Se trata de una atención especializada y con dedicación exclusiva que perdurará todo el tiempo que sea necesario. Y tú puedes dar una oportunidad a estos niños, niñas y adolescentes que, por diversas razones, no pueden crecer junto a su familia de origen y necesitan sentir que una familia de acogida les arropa en un nuevo hogar cálido, estable y seguro. Sin duda, podrías ser todo aquello que necesitan.

Con el afecto, el cariño y la dedicación de las familias de acogida se ayuda a reparar su daño, aportándoles la confianza que les permitirá reconstruir su historia de vida y crecer de la forma más positiva. Con afecto y dedicación, tú también puedes contribuir. Descúbre cómo ser familia de acogida.