Se expresa con plastilina, pero no es solo un "juego de niños".

Su meta es generar "empatía y diálogo", en un mundo "casi inmune al dolor ajeno". Y para ello, el artista colombiano Edgar Álvarez lleva toda una vida poniendo manos a la obra, con plastilina de colores, con un ojo atento y un corazón sensible.

"Hay temas que se vuelven parte del paisaje, como los sintecho, los desplazados, los desaparecidos, la muerte de líderes sociales, los migrantes o los refugiados", lamenta Álvarez en diálogo con DW.

Y eso es justamente lo que quiere cambiar. Con sus figuras de plastilina, quiere poner el foco en los olvidados, en los que parecen estar sin estar. Y en las bondades del diálogo. "Quiero hacer que la gente se tome un tinto con el que piensa distinto", plantea con rima en una de sus consignas.

¿Qué es lo especial del material? - "Puedo trabajar muchos temas de crítica política, y la plastilina ayuda a que no sean tan fuertes o agresivos", revela. "Al final, todos hemos hecho un muñeco de plastilina", indica.

Con las manos en la masa

Él mismo comenzó a modelar con la masa de arepa de los desayunos familiares durante su infancia. Y siguió jugando cuando ya de grande cursaba sus estudios de Artes Plásticas, a pesar de que sus maestros le decían "que deje la plastilina, que eso era para niños", según cuenta. "Pero fui terco, y aquí sigo, jugando en serio", sostiene orgulloso.

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¿Cómo elige sus temas? "Tiene que ver con lo que me afecta, lo que me conmueve", comparte. "Mientras vivía en Estados Unidos, la soledad me dio durísimo, y empecé a hablar con habitantes de la calle, que fueron amigos e inspiración", cuenta el artista nacido en Bogotá sobre sus años en la ciudad de Los Ángeles.

Sensibilidad en plastilina

Así nació su cortometraje "Los invisibles", con figuras de personas en situación de calle, que significó un antes y un después en su carrera. En él, las figuras cobraron movimiento y las calles, plazas y puentes se convirtieron en la escenografía ideal. Luego de esculpir las figuras, las fotografió en espacios reales y desarrolló animaciones a partir de ellas.

"Puede ser trabajo de horas, días o años, dependiendo el tipo de proyecto. Una imagen para redes puede ser trabajo de minutos. Un cortometraje, un trabajo de años", detalla.

Para retratar a sus protagonistas, pasa largos períodos junto a ellos, observándolos y escuchándolos. "Viajo mucho haciendo trabajo de campo", cuenta. "Soy un traviajante", juega con las palabras. "Me gusta conocer las distintas realidades", afirma.

Su arte incluye animación, fotografía, ilustración, caricatura y un largo etcétera. Ha dado talleres y charlas, ha publicado libros, ha sido invitado a participar de campañas internacionales de organismos como el ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados), y su obra ha sido exhibida en museos y exposiciones en países tan distantes como China.

Y su proyecto "Se lo explico con plastilina”, a través del cual comparte su obra con sus seguidores, ha logrado un gran reconocimiento nacional e internacional.

En la actualidad, se encuentra trabajando en un corto animado en stop motion -o "animación fotograma por fotograma"- que lleva el nombre "Darién, sueños de barro", sobre la "frontera olvidada" entre Colombia y Panamá.

Fuente: DW.