El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI), adjudican la creciente tendencia de las zoonosis -enfermedades de los animales que pasan a los humanos- a la degradación del ambiente.

Según explican, entre las causas de esta tendencia en alza se encuentran la explotación de la vida silvestre o de la explotación de la tierra, la masiva explotación de recursos y el cambio climático.

El COVID-19 sería un claro ejemplo del aumento de la propensión de enfermedades. Sin embargo hay una lista de enfermedades que han pasado de los animales a las personas, como el VIH-SIDA, el Ébola o el MERS.

“La ciencia muestra claramente que si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo los ecosistemas, podemos esperar un flujo constante de las enfermedades que pasan de los animales a los seres humanos en los años por venir”, afirmó la directora ejecutiva de la agencia de la ONU.

Los datos indican que unos dos millones de personas, la mayoría en países de renta baja o media, mueren cada año como resultado de enfermedades zoonóticas desatendidas.

El Fondo Monetario Internacional hizo proyecciones sobre lo que costará la pandemia en los próximos dos años y estimó que serán nueve millones de dólares. Además durante los últimos veinte años, las zoonosis han provocado pérdidas económicas de más de 100.000 millones de dólares.

La salud pública, salud animal y salud ambiental, para prevenir nuevas pandemias, son conocimientos necesarios para integrar dentro de un enfoque interdisciplinario.

Recomendaciones prácticas

António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas dijo en un mensaje de vídeo, que debemos adoptar un marco de trabajo nuevo y ambicioso, con metas claras y medios de implementación, para proteger y usar la biodiversidad de forma sostenible a nivel mundial.

Por otro lado también destacó que es imperativo que los países conserven sus hábitats naturales, promuevan la agricultura sostenible, fortalezcan los estándares de seguridad de los alimentos, monitoreen y regulen los mercados de alimentos, inviertan en tecnologías de identificación de riesgos y frenen el comercio ilegal de vida silvestre.

Las recomendaciones generales para los gobiernos son:

- Invertir en enfoques interdisciplinarios.

- Ampliar la investigación científica de las enfermedades zoonóticas.

- Mejorar los análisis de costo-beneficio de las intervenciones, de manera que incluyan el costo total de los impactos sociales de la enfermedad.

- Sensibilizar a la población sobre las enfermedades zoonóticas.

- Fortalecer las prácticas de monitoreo y regulación asociadas con las enfermedades zoonóticas, incluidos los sistemas alimentarios.

- Incentivar prácticas sostenibles de gestión de la tierra y desarrollar alternativas para la seguridad alimentaria y los medios de vida que no dependan de la destrucción de los hábitats y la biodiversidad.

- Mejorar la bioseguridad y el control, identificando los factores clave de las enfermedades emergentes en la cría de animales y fomentando el manejo y las medidas de control de enfermedades zoonóticas.

- Apoyar la gestión sostenible de medios terrestres y marinos para mejorar la coexistencia sostenible de la agricultura y la vida silvestre.

- Fortalecer las capacidades de los actores sanitarios en todos los países.

- Poner en práctica el enfoque interdisciplinario en el uso del suelo y la planificación, implementación y monitoreo del desarrollo sostenible.