Si hay una personalidad que las creencias populares han falseado es, sin duda, María Magdalena. Ha sido considerada esposa, luego prostituta; de prostituta a santa y de santa a apóstol.

La variedad de información tiene su origen en conjeturas, estudios antropológicos o bien, en canalizaciones de personas que pueden leer los Registros Akáshicos y conectarse con los planos elevados de consciencia. Pero lo cierto es que, aún 2000 años después, es una figura que sigue despertando misterio y llamando a las mujeres a conectar con su energía, su historia y su legado.

Muchas de ellas, mujeres que trabajan con el despertar de la consciencia, el empoderamiento y la energía femenina sagrada, comparten que Myriam de Magdala fue una mujer sumamente espiritual, aprendiz de las enseñanzas de los templos de Isis, la Diosa Egipcia y discípula suprema de Jesús.

Elsa Farrus, artista plástica, reikista y canalizadora, explica que al observar la vida de María Magdalena, descubre enseñanzas para transitar la vida en este planeta: “Myriam de Magdala, la gran alquimista de Isis, es la fuerza de vivir que habita en todos nosotros luego de tocar fondo y sentir el dolor clavado en el pecho físico; el dolor y el desgarro de perder un amor, el que sea: hijos, parejas, entorno, país. El dolor humano que tanto nos cuesta asumir y que nos traslada al propio infierno de las emociones colapsadas y el cuerpo mental devastado. Aún habiendo transitado todo eso, ella se levantó y caminó".

Mosaico de María Magdalena en el Cimitero Monumentale de Milán, Italia.

"El Vaticano la considera desde hace cinco años el apóstol de la compasión; porque perdonó todo lo vivido, y continuó expandiendo el mensaje de Cristo. Reconocer sus enseñanzas nos permite mirar al frente y caminar desde la certeza, sabiendo que cada instante es una oportunidad de construir, sin mirar la dificultad con lamento, sino levantándose y mirando al cielo”, señala.

Ana Otero, directora y creadora de Mary Magdalene Mystery School, ofrece cursos y entrenamientos sobre las enseñanzas del linaje de María Magdalena, llamado el linaje de la Rosa Mística.

Ser una sacerdotisa de María Magdalena, significa “ser un vehículo por el cual la divinidad, la diosa, la sagrada presencia de la madre universal, se manifiesta para darle forma a la no forma. Una sacerdotisa es un mujer comprometida consigo misma, con la sagrada presencia femenina y con el servicio a la humanidad. Una sacerdotisa es consciente de que la práctica diaria es necesaria para su evolución y la elevación individual y colectiva”, explica la directora en página web.

Si sientes el llamado de María Magdalena, quizás sea el momento de considerarla tu maestra y guía espiritual y seguir indagando en su mensaje. Las mujeres que siguen su linaje explican que adentrarse en lo que fue su vida, su misión y su legado, es profundizar en la propia sanación, el propio despertar de consciencia y la propia integración de las diferentes partes del ser.

¿ESTÁS LISTA PARA CONECTAR CON ELLA?